Laboratorio al aire libre

QUINTANA ROO, México.- El ferry zarpó a las 6:45 a.m. hacia Cozumel. Un “café mexicano fuerte”, según nos lo describieron antes de abordar, sirvió para despertar a más de uno, incluyéndome. Treinta y cinco minutos después, llegamos a la isla.

Dos taxistas nos condujeron entonces al parque Chankanaab, una de las 21 locaciones de la compañía Dolphin Discovery en México, el Caribe y Estados Unidos, y que este día sirvió como centro de trabajo y laboratorio para nueve voluntarios del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico, de la Universidad Interamericana en Bayamón.

A las 8:00 a.m. el parque Chankanaab aún no estaba abierto al público, lo que aprovecharían los voluntarios del Centro para adelantar su agenda. Estaban aquí para colectar muestras de orina y sangre a delfines y manatíes, como parte de tres investigaciones en curso.

Cozumel, de hecho, era la última parada del grupo. Gracias a un acuerdo de colaboración con Dolphin Discovery, visitaron dos locaciones de la compañía en Jamaica, una en Gran Caimán y otras dos en México. Veinte días en total.

“Te recomiendo que uses bloqueador solar y te lo apliques varias veces durante el día”, fueron las primeras palabras de Gian Paul Fernández López, de 17 años, estudiante de Biología en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Mayagüez y cuyo rostro evidenciaba que el sol había estado implacable en días previos. El joven voluntario no era el único con piel tostada en el grupo.

Mientras caminábamos por las plataformas de madera del parque, que demarcan las áreas donde los visitantes puedan nadar, abrazar y/o darle de comer a los delfines y manatíes, el director del Centro, Antonio Mignucci, anticipó una “jornada extensa”.

“Panza arriba”

Sin tiempo que perder, Lesly Cabrias Contreras, de 22 años y estudiante de Veterinaria en la Universidad de Córdoba en Colombia, entró al área de los manatíes. Su investigación consiste en determinar los valores referenciales de la orina del manatí antillano (Trichechus manatus), y tenía que colectar muestras. Sebastián Rivera Torres, de 22 años y estudiante de Veterinaria en la Universidad de Carolina del Norte, entró con ella.

Con la ayuda de dos entrenadores de Dolphin Discovery, lograron poner “panza arriba” a Ángel, un manatí de 10 años. Mientras una de las entrenadoras lo alimentaba con frutas y lechuga, Rivera Torres colocó sus rodillas en el dorso del animal para mantenerlo lo más a flote posible.

Al mismo tiempo, Cabrias Contreras estimulaba el...

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