Lanza con el corazón

Por Carlos Rosa Rosa

crosa@elnuevodia.com

Cuando parecía vivir el momento perfecto en su carrera deportiva al debutar en las Grandes Ligas en la temporada anterior con los Marlins de Florida, todo se detenía en un abrir y cerrar de ojos.

Y no solo su carrera parecía correr peligro, sino también su vida.

En el 2011, el lanzador zurdo llegó a los campos primaverales de los Orioles de Baltimore y se sometió a un examen médico de rutina, luego de firmar como agente libre.

Y sucedió lo inesperado. Un estudio de resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés) diagnosticaba una aorta agrandada y los médicos le decían a Houser que una operación de corazón abierto era urgente. Tenía 26 años.

"Uno reacciona incrédulo. Había estado con los Marlins en las Grandes Ligas y mi carrera progresaba. Me sentía muy bien físicamente. Todo estaba marchando bien y, de repente, sientes que vas a dar un paso atrás. No entiendes cuán grave es la situación, cuando tienes una esposa e hijos", comparte el serpentinero de los Cangrejeros de Santurce con El Nuevo Día.

No hubo tiempo para buscar otra opinión médica, según Houser. Tenía que ir al hospital lo más pronto posible.

"Los médicos vieron que el diámetro de la aorta era diferente. Se preocuparon por la condición y pensaron que podía convertirse en un aneurisma. No hubo tiempo para preguntar por una segunda opinión. Solo me dijeron que era necesario hacer la operación", recuerda.

Fue así que en marzo de ese año, Houser entró a la sala de operaciones del John Hopkins Hospital, en Baltimore.

Allí no estuvo solo. Su familia lo acompañó. Fue un tiempo que le sirvió para reflexionar sobre su vida.

"Dentro de todo estaba agradecido por todas las bendiciones que había recibido a los 26 años. Podía ser el final de una vida, pero me sentía agradecido", manifiesta. "Como todo ser humano tenía miedo, pero no era el miedo de morir".

La cirugía tuvo una duración de seis horas. Le colocaron una malla plástica para darle soporte a la pared de la aorta.

"Estuve como 10 días recluido en el hospital y gracias a Dios todo salió bien. Como no había problemas con la válvula ni con el corazón, podía regresar a jugar", indica.

Fueron buenas noticias para Houser. El béisbol lo era todo en su vida desde los cuatro años. Su dedicación en la juventud lo llevó a convertirse en uno de los mejores jugadores de escuela superior en Florida. Incluso, Houser fue seleccionado en la segunda ronda del sorteo de novatos del 2003 por los Rays de...

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