Una lección a los abusadores

Por Benjamín Torres Gotay

"Crimen de lesa humanidad". Con palabras así de pesadas reaccionaron muchos a la espantosa revelación que hizo este diario en su portada del jueves: el Departamento de la Familia (DF) no solamente había dejado sin atender 42,000 querellas de maltrato infantil, sino que en las últimas semanas de la administración de Yanitsia Irizarry se impartieron órdenes desde las más altas esferas de la agencia para cerrar miles de querellas sin haber hecho el menor esfuerzo para corroborar su legitimidad.

Con esa acción, la agencia entró en una funesta involución. Pasó de la simple incompetencia al delito puro y duro. Algunos funcionarios del DF pasaron de ser meros mediocres a criminales con carnet.

No hay palabras que ayuden a comprender la magnitud de esta tragedia, toda la fetidez que esto revuelve, el espanto que convoca, la náusea que agita. Hay que tener un estómago bien duro, pero bien duro, para ver estas cosas, entender todas sus implicaciones, y no sentir algo ardiendo por dentro.

El DF puede tener mil razones, algunas legítimas, para no haber atendido esas querellas. Todo el mundo sabe, por ejemplo, que la nefasta Ley 7 dejó a los valerosos trabajadores sociales de la agencia sin el apoyo clerical que les hubiese permitido dedicar todos sus esfuerzos a defender niños en la calle.

Pero todo el mundo sabe también que, con esta crisis a cuestas, Irizarry se la pasaba politiqueando por ahí, figureando en la radio, gastando a manos llenas en publicidad y dando contratazos al exrepresentante Rolando Crespo (el que se fue cuando dio positivo a cocaína) para casas de brinco y al resbaloso pastor Aníbal Heredia nadie sabe bien para qué.

En el camino, Irizarry se las arregló para pasar el cuatrienio sin haber permitido que se difundiera una sola estadística de la agencia. Siempre dijo que no había querellas atrasadas. Ahora, que ya no está en la agencia y, por lo tanto, no tiene manera de seguir ocultándolo, dice que ella no estaba pendiente de eso y trata de tirarle los perros a María Luisa Carrillo, una funcionaria de carrera en la agencia que accede a puestos altos cuando el Partido Nuevo Progresista (PNP) está en el poder.

Irizarry no ha podido explicar por qué un ayudante suyo dio instrucciones a un supervisor de la región de Mayagüez para que se metiera en la computadora de la agencia y cerrara sin hacer ninguna averiguación cerca de 11,000 querellas en unas tres semanas. Para cerrarlas, hubo que poner información falsa...

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