Lecciones de un armero

Por Joanisabel González

joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com

Decidió comenzar de nuevo.

Lo que no esperaba López, otrora banquero comercial, era comenzar una nueva empresa en el ciclo económico más adverso que haya experimentado en Puerto Rico.

Teniendo como trasfondo la experiencia del extinto Banco Central y como plataforma su preparación en Contabilidad y Finanzas, López analizó los segmentos en los que podía tener oportunidades de crecimiento.

Aparte de supermercados o farmacias, incursiones que requerían muchos recursos o ejercer la profesión, las alternativas que identificó eran inusuales y controvertibles. Pero López no vaciló y decidió incursionar en el segmento comercial de las armas, dando paso a la creación de la armería Personal Defense en Caguas.

Van tres años desde que López comenzó el proyecto y el comerciante asegura que el negocio va viento en popa, no solo porque un alza en el crimen suele representar cierto beneficio para este tipo de negocio, sino porque el modelo de su negocio contempló servir a consumidores que necesitan efectos de seguridad, pero que no interesan armas de fuego.

"Es un concepto parecido al que hay en varias armerías en Estados Unidos. Usted viene aquí y no tiene que ver armas de fuego si no quiere", dijo López.

En el área principal de Personal Defense, las personas accederían a infinidad de equipos como navajas o herramientas multiusos -de las que utilizan las personas que acampan a la intemperie- linternas de alta intensidad, bultos y hasta gas pimienta.

Si la intención del cliente es obtener un arma de fuego, entonces, se atiende al consumidor en otra de las áreas de la tienda dedicada a ese propósito.

Cuando López comenzó su proyecto también apostó a otra estrategia diferente: contratar a una mujer para servir a los clientes.

Yolanda Galarza se unió al proyecto de López desde el principio y se ha convertido en toda una experta en cuanto al tipo de armas que deben emplearse, según el interés particular y la actividad específica que realizada cada cliente.

Relata, con cierto pesar, que son muchas las experiencias aterradoras que ha escuchado de clientes o de personas que acuden a buscar orientación. Por lo general, agrega, ese mal rato, ese susto propio o de un amigo o pariente, son la principal motivación para que las personas decidan ejercer el derecho de protegerse y defenderse si su vida está en peligro.

"Tuve una clienta que salvó su vida gracias al gas pimienta", indica la asistente al destacar...

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