Sentencia de Tribunal Apelativo de 30 de Junio de 2015, número de resolución KLAN2014-00901
Emisor | Tribunal Apelativo |
Número de resolución | KLAN2014-00901 |
Tipo de recurso | Apelación |
Fecha de Resolución | 30 de Junio de 2015 |
El Pueblo de Puerto Rico | | Apelaci�n procedente del Tribunal de Primera Instancia Sala de Mayag�ez Caso N�m.: ISCR201201128 al ISCR201201130 y ISCR201201132 Sobre: Art. 144 C�digo Penal de 2004 (3 Cargos) y Art. 105(a) C�digo Penal de 1974 |
Panel integrado por su presidente, el Juez Brau Ram�rez, la Jueza Cintr�n Cintr�n, el Juez Rivera Col�n1.
Brau Ram�rez, Juez Ponente
SENTENCIA
En San Juan, Puerto Rico, a 30 de junio de 2015.
El presente caso est� relacionado con un patr�n de abuso sexual perpetrado entre 2002 y 2009 en un sector del municipio de Cabo Rojo contra el entonces menor de edad, M.M.S.
M.M.S. es hijo del Sr. Mario Mercado Ghigliotty y de la Sra. Alba Seda Cruz. Era el �nico hijo de la pareja. El Sr. Mercado y la Sra. Seda se hab�an divorciado, previo a los hechos. M.M.S. se qued� viviendo con su mam�.
Resid�an en el sector Las Arenas de Cabo Rojo.2
Luego de divorciarse de la Sra. Seda, el Sr. Mercado Ghigliotty se cas� con la Sra. Vilma Moreau Acosta. La Sra. Moreau ten�a tres hijos de un matrimonio previo, dos menores y una ni�a, Osiris Cima de Villa Moreau, que era contempor�nea y/o ten�a la misma edad de M.M.S.3 El menor M.M.S. visitaba a su pap� y a su madrastra con frecuencia y se quedaba a dormir en el hogar de ellos. Compart�a con sus hermanastros. Desarroll� buena relaci�n con su madrastra, la Sra. Moreau Acosta.
La Sra. Alba Montalvo Flores es hermana de crianza de la Sra. Seda Cruz y madrina del menor M.M.S. A la fecha de los hechos, la Sra. Montalvo Flores conviv�a con el apelante Rafael Doitteau Cruz.4 La pareja viv�a en el sector Las Arenas, a dos calles de la casa de la mam� del menor. La Sra. Montalvo ten�a un hijo de una relaci�n previa, el que viv�a en un cuarto separado de la casa.
Dada la proximidad de las casas y la relaci�n entre su mam� y su madrina, M.M.S. tambi�n visitaba con frecuencia la casa de la Sra. Montalvo y el apelante y se quedaba a dormir con ellos. El apelante y M.M.S. desarrollaron una relaci�n muy estrecha. El r�cord refleja que el apelante se ocupaba constantemente del menor. El menor se refer�a al apelante como su �padrino�, aunque realmente el Sr. Doitteau s�lo era el compa�ero de la madrina de M.M.S.5
M.M.S., seg�n indicado, acostumbraba pernoctar en la casa de su padre y en la de su madrina, adem�s de su propia casa. Esto se extendi� por muchos a�os. Las familias adem�s compart�an en la Iglesia a la que asist�an.6
Seg�n el testimonio de la madre del menor, cuando M.M.S. ten�a catorce o quince a�os, dej� de ir a la casa de su madrina. Su madre le cuestion� si le estaba pasando algo, pero �l le dijo que no, y poco despu�s, comenz� a visitarlos nuevamente. Dej� de hacerlo para 2010, cuando ten�a diecis�is a�os.
Previo a esta �poca, la madrastra de M.M.S. hab�a notado cierta conducta del menor que le preocupaba. Cuando M.M.S. se quedaba en su casa, no quer�a quedarse a dormir con sus hijos varones, sino que prefer�a dormir con su hija Osiris. M.M.S. no quer�a compartir con sus hijos; ten�a que estar presente Osiris o su madrastra para que �l se sintiera tranquilo.
La Sra. Moreau relat� que, cuando le tocaba la hora de ba�arse, M.M.S. no quer�a hacerlo si no ten�a a su hermanastra para vigilar. Esperaba a que ella llegara y le anunciaba: �Osiris, me voy a ba�ar.� Siempre estaba pendiente que se supiera que se estaba ba�ando. Se encerraba en el ba�o. Cuando sal�a, lo hac�a con mahon�s. M.M.S. dorm�a con los mahon�s puestos. Su madrastra le dec�a que se los quitara y que se pusiera boxers, pero �l se negaba e insist�a en dormir vestido.
Cuando ten�a 16 a�os, ella not� que M.M.S. comenz� a bajar las notas. �l antes hab�a sido siempre buen estudiante. Se involucraba en muchas actividades simult�neamente. Jugaba pelota, practicaba deportes, dirigi�, serv�a de �rbitro, se postul� para ser presidente de la clase. Mostraba af�n de hacer cosas, como si fueran un escape. Le dec�a a su madrastra que quer�a participar en actividades de danza en la Iglesia.
A Sra. Moreau y su esposo les preocupaba que M.M.S. era un poco amanerado. Trataban de disuadir esta conducta.
La Sra. Moreau ten�a amistad con el Sr. Jorge C�ceres, con quien compart�a en la Iglesia. El r�cord refleja que, en su infancia o adolescencia, el Sr. C�ceres fue objeto de abuso sexual, experiencia con la que hab�a tenido que lidiar. En la Iglesia, serv�a de consejero y daba charlas a matrimonios y parejas relacionadas con el perd�n y otros temas. Compart�a sus experiencias.
En una ocasi�n, las hermanas de M.M.S. cuidaron a los nietos del Sr.
C�ceres. C�ceres les manifest� que no quer�a que M.M.S. regresara, porque era amanerado.
La Sra. Moreau habl� con el Sr. C�ceres y le dijo que a ella le preocupaba que M.M.S. pudiera estar siendo objeto de alg�n maltrato. El Sr.
C�ceres se ofreci� a hablar con el menor. Se pusieron de acuerdo. En una visita de M.M.S. a la casa de su pap� y su madrastra, la Sra. Moreau llam� al Sr.
C�ceres para que fuera y hablara con el menor. El Sr. C�ceres se llev� aparte al menor y le pregunt� que qu� le pasaba. El menor le dijo que hab�a tenido unas situaciones con una persona a trav�s del internet y que lo hab�a �como tratado de invitar.� Se mostraba nervioso. El Sr. C�ceres le dijo al menor que �l hab�a sido objeto de abuso sexual y que sab�a que era muy dif�cil hablar. Le fue haciendo preguntas.
Durante la conversaci�n, M.M.S. le confes� al Sr. C�ceres que el apelante hab�a abusado sexualmente de �l. M.M.S. posteriormente indic� que, por a�os, cuando �l iba de visita a casa de su madrina, el apelante iba de noche a su cuarto e incurr�a en conducta sexual con �l. Esta conducta comenz�
aproximadamente cuando M.M.S. ten�a 9 a�os de edad y se extendi� por muchos a�os. Seg�n el menor, el apelante lo besaba y lo acariciaba de manera impropia y lo forzaba a tocar su pene. El menor relat� que el apelante tuvo con �l relaciones oro-genitales en varias ocasiones, colocando su pene en la boca del menor y que, en dos ocasiones separadas, lo penetr�. �l no estaba de acuerdo con esta conducta, pero no se hab�a atrevido a denunciar al apelante, por miedo.
Cuando terminaron la conversaci�n, el menor estaba muy nervioso. Se refugi� en el cuarto de su hermanastra Osiris. Ese d�a, M.M.S. le cont� a Osiris lo que le hab�a dicho al Sr. C�ceres. M�s tarde, la Sra. Moreau llam� al Sr. C�ceres para preguntarle lo que le hab�a dicho el menor. C�ceres le dijo, llorando: �Esto es peor de lo que nos esper�bamos.� Eventualmente, C�ceres le narr� a la madrastra de M.M.S. lo que �ste le hab�a dicho.
La Sra. Moreau llev� a M.M.S. a la casa del Sr. C�ceres. All�, el menor le cont� a ella lo que le hab�a sucedido. Ella le pregunt� que si a �l le gustaban los hombres y si le gustaba el apelante. El menor le dijo que no, que le daba asco. Ella le indic� que hab�a que dec�rselo a sus padres. M.M.S. le pidi� tiempo.
La Sra. Moreau empez� a considerar c�mo discutir el asunto con su esposo y con la mam� del menor. Envi� a su hija Osiris a casa de M.M.S., para que el menor no estuviera solo. Su madre, al percibir su desasosiego, se empez�
a poner ansiosa y a preguntarle al menor lo que suced�a. La madre del menor le pregunt� a la madrastra que qu� hab�a pasado. Poco tiempo despu�s, el menor se escap� a casa de su abuela.
All� llegaron sus padres, y su madrastra. En presencia de todos, M.M.S. reiter� que, por muchos a�os, su �padrino� hab�a abusado sexualmente de �l. Todos los testigos coinciden que el menor se mostraba muy afectado.
La familia decidi� que hab�a que dar parte a las autoridades. El asunto fue investigado por la...
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