Sentencia de Tribunal Apelativo de 16 de Enero de 2019, número de resolución KLAN201800405

EmisorTribunal Apelativo
Número de resoluciónKLAN201800405
Tipo de recursoApelación
Fecha de Resolución16 de Enero de 2019

LEXTA20190116-001 - Rebecca Perez Vila v. Sanus Corp

ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO

EN EL TRIBUNAL DE APELACIONES

REGIÓN JUDICIAL SAN JUAN Y CAGUAS

PANEL II

REBECCA PÉREZ VILÁ, ISABEL FERNÁNDEZ ISALES, GILBERTO VILÁ NAVARRETE, ANTONIO VILÁ PÉREZ, GILBERTO AHMED VILÁ ARROYO
Apelada
v.
SANUS CORP, MAYRA SOTO GOITÍA
Apelante
KLAN201800405
Apelación procedente del Tribunal de Primera Instancia Sala Superior de San Juan Civil. Núm. K DP2015-0047 Sobre: Daños y Perjuicios

Panel integrado por su presidente, el Juez Vizcarrondo Irizarry, el Juez Rodríguez Casillas y el Juez Bonilla Ortiz.

Bonilla Ortiz, Juez Ponente

SENTENCIA

En San Juan, Puerto Rico, a 16 de enero de 2019.

Comparecen la doctora Mayra Soto Goitía (doctora Soto) y Sanus Corp. (en conjunto, los apelantes) mediante recurso de apelación presentado el 16 de abril de 2018 y nos solicitan la revocación de la Sentencia dictada por el Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de San Juan.

Por los fundamentos que expondremos a continuación, CONFIRMAMOS el dictamen apelado.

I

El 20 de enero de 2015, la señora Rebecca Pérez Vilá (señora Pérez), la señora Isabel Fernández Isales (señora Fernández) y el señor Antonio Vilá Pérez (señor Vilá), (en conjunto, los apelados) incoaron una demanda sobre daños y perjuicios contra los apelantes.[1] Expusieron, en síntesis, que debido a las actuaciones culposas y negligentes del personal de El Centro Como en su Casa en la atención y el cuidado de la señora Fernández, esta sufrió severos daños físicos y mentales, los cuales requirieron asistencia hospitalaria.

En particular, adujeron que la señora Fernández fue diagnosticada con deshidratación, moretones en los costados, úlceras sangrantes e infección de orina. Asimismo, la señora Pérez y el señor Vilá alegaron que padecieron intensas angustias mentales como consecuencia del estado de deterioro grave que presentaba la señora Fernández. Por tal razón, reclamaron $150,000.00.

Por su parte, los apelantes presentaron la contestación a la demanda. Negaron las alegaciones principales e incluyeron varias defensas afirmativas.[2]

Así, tras varios incidentes procesales que resulta innecesario relatar, el 29 de agosto de 2017 se celebró el juicio en su fondo. Como parte del desfile de la prueba testifical de los apelados, el foro de instancia tuvo ante sí el testimonio de la señora Pérez, el señor Vilá, el doctor Carlos Roberto Benítez Colón (doctor Benítez) y la señora Janet Del Rosario Díaz (señora Del Rosario).

La prueba de los apelantes consistió en el testimonio de la doctora Soto. Así, tras aquilatar la prueba testifical y documental recibida, el 26 de diciembre de 2017, el foro primario dictó la Sentencia apelada mediante la cual declaró con lugar la demanda. En su consecuencia, condenó a los apelantes a satisfacer a los apelados $48,500.00.

Por su pertinencia, a continuación reseñamos algunas incidencias ocurridas durante el desfile de la prueba testifical en la vista en su fondo.

Como parte del examen directo, la señora Pérez declaró que su madre, la señora Fernández, reside junto a ella desde el 1990.[3] Así, indicó que, en un momento dado, notó que la señora Fernández comenzó a hacer cosas un poco raras y que le estaba comenzando el Alzheimer. La señora Pérez señaló que decidió poner a la señora Fernández en el Centro de Cuido Como en su Casa, ya que tenía que someterse a una operación de catarata que requería tomar ciertas precauciones.[4]

Añadió que llevó a la señora Fernández al referido centro, dado que este era de la doctora Soto, geriatra, y ello le daba confianza. Asimismo, indicó que el centro era cerca de su casa, por lo que podía ir a visitar a la señora Fernández con frecuencia. Íd. La señora Pérez declaró que, además del Alzheimer en etapa V[5], la señora Fernández padece de colesterol alto.[6] Específicamente, describió un paciente de Alzheimer en etapa V como sigue:

Bueno, es como tener un bebé porque ellos no se dan cuenta de las cosas, no se puede dejar nada al alcance de ellos. Cuando caminaba, porque ahora no camina, pero cuando caminaba nada al alcance de ella porque lo podía coger. Está en un mundo de ella. Hay que darle la comida, el agua, limpiarlos, bañarlos. No se quieren bañar, pelea con el agua. Ellos dicen que no a todo, pero uno tiene que buscarle la vuelta, estar ahí, darle el agua, darle la comida, cambiarlos, todo, hacérselo todo.[7]

Al describir su relación con la señora Fernández, la señora Pérez, quien tiene 73 años, afirmó que siempre ha sido bien estrecha y que, por ser hija única, siempre eran como amigas.[8] Asimismo, declaró que cuidar de la señora Fernández es una responsabilidad bien grande y difícil, ya que tiene un reemplazo de rodilla desde el 2012, que la limita un poco.[9] La señora Pérez afirmó que debido a que la señora Fernández fue declarada incapaz en el caso K EX2013-0249, el tribunal la designó como tutora de esta.[10]

Más adelante, la señora Pérez explicó que hizo gestiones con la doctora Soto, quien, según su impresión, era la máxima autoridad en el Centro[11], para que la señora Fernández recibiera servicios en el Centro. Así, detalló que, a mediados de abril, la señora Fernández solo iba al centro durante el día y que luego comenzó a quedarse a dormir.[12]

La señora Pérez expresó que el 28 de mayo de 2013, a las 6:00 a.m.

recibió una llamada del Centro en la cual le indicaron que la señora Fernández había amanecido rara. Así, tras dirigirse junto al señor Vilá al Centro, le informaron que la señora Fernández había sido transportada al Hospital del Maestro.[13]

Al llegar al Hospital del Maestro, explicó que la señora Fernández parecía una muerta, ya que no respondía a ningún estímulo. También señaló que cuando desvistieron a la señora Fernández, notó que esta tenía moretones por las piernas, úlceras sangrando por las nalgas. Del mismo modo, describió que cuando le fueron a colocar un “foley”, la señora Fernández botaba pus y tenía un olor desagradable.[14] Ante ello, indicó que se sintió furiosa, súper mal, frustrada y decepcionada.[15] Añadió que no sabía si la señora Fernández se iba a morir o si iba a vivir, dado que todo el tiempo estuvo como una muerta.[16]

Relató, además, que a la señora Fernández le dolían las úlceras y se quejaba cuando la limpiaban, ya que tenía la piel en la carne viva.[17]

Según expuso la señora Pérez, su madre fue dada de alta el 3 de junio de 2013.[18]

Manifestó, además, que la señora Fernández entró caminando al centro de cuido y luego no volvió a caminar sola. Con posterioridad a la hospitalización, la señora Fernández recibió tratamiento de parte la enfermera Del Rosario de Condado Home Care, quien le curaba las úlceras. Asimismo, recibió servicios de rehabilitación física para ver si podía volver a caminar.[19]

Por su parte, el señor Vilá, quien es hijo de la señora Pérez y nieto de la señora Fernández, declaró que reside junto a estas.[20]

Así, indicó que se encarga de levantar a la señora Fernández de la silla para caminarla todos los días, la acuesta en la cama y la levanta, le da el almuerzo y tiene que estar pendiente a todo.[21] Cuando vio a la señora Fernández en el Hospital del Maestro, el señor Vilá declaró que pensó que esta se iba a morir y agregó que se sintió triste y furioso por el cuido que le dieron. El señor Vilá expresó que visitó a su abuela todos los días que esta permaneció recluida en el Hospital.[22] Además, manifestó que, aunque trabaja por su cuenta como corredor de bienes raíces, su vida cotidiana se ha visto afectada, ya que tiene que estar pendiente de todo lo de la señora Fernández y ha tenido que adaptarse para darle el almuerzo, para cambiarla y para acostarla.[23]

Por otro lado, el doctor Benítez, perito de ocurrencia de los apelados, declaró que es médico con especialidad en medicina interna y que practica la medicina desde el 1999.[24] Testificó que vio a la señora Fernández en el Hospital del Maestro, donde tiene privilegios, dado que el emergenciólogo le pidió que la evaluara por hipoactividad[25] y la posibilidad de un “stroke”.[26]

Así, explicó que basado en los hallazgos y en el historial de la señora Fernández, esta tenía un proceso infeccioso y una deshidratación severa que la llevó a un estado de hipoactividad.[27] Agregó que como resultado de los laboratorios y cultivos de sangre y orina, se hizo el “assessment” de que lo que la señora Fernández tenía era sepsis, secundario a una evidencia de más de 100,000 colones de una bacteria encontrada en su orina.[28]

Además de ello, el doctor Benítez indicó que la señora Fernández presentaba unas lesiones de presión que ocurren cuando la persona está mucho tiempo en una posición específica, acostado o boca arriba, en la región sacral, la parte baja de la espalda y lado de las caderas.

Al definir el concepto sepsis, el doctor Benítez señaló lo siguiente:

El estado de sepsis es bien variable, puede ir desde presentar el cuadro de hipoactividad, puede tener fiebre u no tener fiebre, tener hipotermia, puede presentar además resequedad sin mucosa, puede tener taquicardia, palpitaciones rápidas, hipotensión, que es una presión baja. Es un escenario que no debe impresionar el resultado del laboratorio CBC, que por lo regular una persona más joven lo que veríamos es células bien elevado con predominancia de la célula que se conoce como “neutrófilos”, que son los indicativos de que hay un proceso infeccioso.[29]

Más adelante, el doctor Benítez relató que luego de que la señora Fernández fue despertando y saliendo de su estado de deshidratación, le comenzaron los medicamentos para la demencia.[30] Según explicó el doctor Benítez, el proceso infeccioso se debe a lo siguiente:

El paciente en tercera edad, cuando ya está… y más cuando está comprometido desde el punto de vista neurológico, tenga demencia, demencia senil o Alzheimer, hay que poderlas diferenciar una de la otra, se convierte en como tener un bebé. Si usted coge un bebé y lo tiene en una...

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