Sentencia de Tribunal Apelativo de 29 de Noviembre de 2006, número de resolución KLAN0601011
Emisor | Tribunal Apelativo |
Número de resolución | KLAN0601011 |
Tipo de recurso | Apelación |
Fecha de Resolución | 29 de Noviembre de 2006 |
LEXTCA20061129-21 Espada García v. ELA
ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO
TRIBUNAL DE APELACIONES
REGIÓN JUDICIAL DE SAN JUAN
YAHAIRA ESPADA GARCÍA Y OTROS Apelados v. ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO Y OTROS Apelantes | KLAN0601011 | APELACIÓN procedente del Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de San Juan Daños y Perjuicios KDP2003-0742 (503) |
Panel integrado por su Presidenta, la Juez García García, el Juez González Vargas y la Juez Coll
Martí.
Coll Martí, Jueza Ponente
SENTENCIA
En San Juan, Puerto Rico a 29 de noviembre de 2006.
Acude el Estado Libre Asociado de Puerto Rico (ELA), representado por la Oficina del Procurador General, y apela de una Sentencia que declaró Ha Lugar una reclamación en daños de la codemandante Yahaira Espada García, por concepto de angustias mentales. El tribunal sentenciador concedió $15,000, más las costas e intereses, debido a las amenazas, restricción de libertad y actuaciones negligentes de un agente de la Policía de Puerto Rico. Así mismo, en dicha Sentencia se desestimó la reclamación en daños del codemandante Adison
Valentín Román por falta de prueba para apoyar sus alegaciones.
Por las razones que expondremos más adelante, CONFIRMAMOS la Sentencia apelada.
I
Hacemos nuestra la extensa relación de hechos encontrados probados por el Tribunal de Primera Instancia y que transcribimos íntegramente:
La Sra. Yahaira
Espada García y el Sr. Adison Valentín
Román son personas mayores de edad que constituyen una comunidad de bienes. Son pareja desde hace alrededor de ocho años. Actualmente tienen tres hijos menores de edad y residen en Levittown. El Sr. Adison Valentín es policía y conoció a la Sra. Yahaira
Espada mientras se desempeñaba como agente de saturación asignado a la Barriada Figueroa en donde residía la señora Espada.
En la noche del 4 de mayo de 2002 los señores Valentín y Espada estaban compartiendo junto a sus dos hijos, que contaban en ese entonces con alrededor de 1 y 2 años, en la Fiesta de la Cruz en la Barriada Figueroa
junto a otras amistades y familiares. Alrededor de las 11:30 p.m.
decidieron retirarse de las festividades, dirigiéndose a la residencia de su comadre, la Sra. María Calderón Andrades, apodada Puchi, en la Calle San Rafael de la misma Barriada Figueroa.
Como a la 1:00 a.m., ya los menores se habían quedado dormidos en la casa de Puchi, cuando una persona se acercó a ésta y le informó que en la Calle Nueva Palma de la Barriada Figueroa habían asesinado al hermano de la señora Espada a quien le apodaban Prieto. Puchi
trató de comunicarle al señor Valentín la noticia sin alertar a la señora Espada, pero ella se dio cuenta que algo había ocurrido. Al cuestionar a su esposo, éste no tuvo opción que darle la triste noticia.
La señora Espada salió descalza y corriendo hacia la calle Nueva Palma como una loca donde encontró a su hermano sin vida en el suelo. Se le abalanzó encima, llenándose su ropa de sangre.
Al la señora Espada salir despavorida hacia la escena del crimen ocurrido en la Calle Nueva Palma, intersección de la Calle Orta, el señor Valentín decidió montar a sus dos hijos menores Yampierre y Adison en su vehículo Toyota Tercel y se dirigió al lugar. Al llegar tan cerca como a dos residencias de la escena, estacionó su vehículo frente a la residencia de Laura
Colón Rivera, conocida como Sandy, en la Calle Orta y al bajarse de su vehículo le gritó a Sandy que velara a los niños que estaban en el interior del vehículo dormidos.
El señor Valentín
procedió a dejar a sus dos hijos menores en el interior de su vehículo encendido con el aire acondicionado prendido en el medio de la calle y se dirigió hacia donde estaba la señora Espada.
Sandy no salió de su hogar, pues en el interior estaba su hijo también menor de edad. Los dos niños de la pareja Valentín-Espada
permanecieron en el interior del vehículo encendido por un tiempo hasta que llegó allí una patrulla con cuatro agentes que fueron llamados a asistir en la escena del crimen debido a que se estaba formando un motín.
En el descargo de su responsabilidad, el agente Rafael Carambot, uno de los oficiales que llegó al lugar, estaba asegurando el área pues se le habían impartido instrucciones de alejar a las personas allí aglomeradas al menos dos calles.
Carambot se percató del vehículo encendido a solo dos residencias de la escena, lo cual procedió a investigar. El vehículo tenía agua condensada en sus cristales, dando la impresión que llevaba bastante tiempo encendido con el aire acondicionado. Observó en el interior del vehículo a dos menores dormidos en sus asientos protectores. Procedió a preguntar a las personas que pasaban cercanas al lugar si conocían el vehículo o a la persona dueña del vehículo. Esperó algún tiempo sin tener respuesta positiva, pero la situación comenzó a caldearse. Por ello, tomó la decisión de alejar a los menores del lugar para protegerlos. No tenía patrulla, pues había sido dejado allí por su superior, por lo que optó por montarse en el vehículo encendido propiedad de Valentín y se dirigió hacia el Cuartel de la Policía de la Parada 19 con los menores dentro del interior del vehículo.
Le dio aviso a su supervisor de lo ocurrido entonces y con la ayuda de una retén femenina bajó a los menores del vehículo, llamó a Servicios Sociales y a la fiscalía.
En la escena del crimen, el señor Valentín escuchó cuando Sandy le gritó que un guardia se había llevado su vehículo con sus hijos adentro. Salió hacia el cuartel junto a su compadre, el Sr. Maximino
Acosta, apodado Chimo, quien se ofreció a llevarlo. La señora Espada, al recibir la noticia, volvió a salir corriendo descalza, abandonando el cadáver de su hermano, cuando más adelante fue alcanzada por Sandy, quien se ofreció a llevarla al cuartel.
A la llegada del señor Valentín al Cuartel de la Calle Hoare, se anunció como el padre de los menores y compañero policía, pero no mostró su identificación. El propio codemandante Valentín testificó que se descontroló un poco a su llegada al cuartel. Por tal razón, Chimo
se lo llevó hacia fuera del cuartel al área del estacionamiento en donde permaneció hasta horas tempranas de la mañana cuando llegaron las trabajadoras...
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