Ley Núm. 62 de 10 de agosto de 2009, para crear la 'Ley de Promoción y Desarrollo de Empresas de Biotecnología Agrícola de Puerto Rico'; establecer la política pública del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, para fomentar el establecimiento y crecimiento de empresas orientadas en la biotecnología agrícola; definir sus propósitos y alcances; y delegar en el Departamento de Agricultura y el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio su implementación; y para otros propósitos relacionados.

EventoLey
Fecha10 de Agosto de 2009

(P. de la C. 37)

LEY NUM. 62

10 DE AGOSTO DE 2009

Para crear la “Ley de Promoción y Desarrollo de Empresas de Biotecnología Agrícola de Puerto Rico”; establecer la política pública del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, para fomentar el establecimiento y crecimiento de empresas orientadas en la biotecnología agrícola; definir sus propósitos y alcances; y delegar en el Departamento de Agricultura y el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio su implementación; y para otros propósitos relacionados.

EXPOSICION DE MOTIVOS

Todos los lugares del mundo con un desarrollo socioeconómico exitoso, designan una porción considerable de sus recursos en el desarrollo de innovaciones que cumplan con las exigencias de la sociedad moderna. Desde los procesos de fermentación perfeccionada por los egipcios, la selección y clasificación de las razas de animales y la polinización cruzada, han sido parte de las herramientas utilizadas en las revoluciones de la agricultura, junto con desarrollos en el ingenio de la mecánica y la química. A través de la utilización de la nueva tecnología, se ha logrado producir alimentos a un menor costo, en menor cantidad de terreno y con menor esfuerzo que en el pasado.

Hoy día, la biotecnología agrícola, ofrece nuevas herramientas para la más reciente revolución en la agricultura. Existen en el mercado variedades genéticamente mejoradas con aprobación del USDA, en cultivos como la canola, maíz, algodón, papaya, papas, tomates, soya, calabacín, entre otros. Estas plantas han sido modificadas para la resistencia a enfermedades, tolerancia a herbicidas y maduración lenta. En Estados Unidos, para el año 2004, se estimó que el cuarenta y seis por ciento (46%) del total del maíz cultivado, el ochenta y seis por ciento (86%) de la soya y el setenta y seis por ciento (76%) del algodón, proviene de variedades genéticamente mejoradas.

En informes publicados, uno por el Departamento de Agricultura Federal (USDA), titulado “Agricultural Biotegnology An Economic Perspective”[1]; y otro por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, titulado “Agricultural Biotechnology”[2], se mencionan las oportunidades que ofrece la biotecnología agrícola para aumentar la producción de las cosechas, reducir los costos de producción, mejorar la calidad y seguridad de los alimentos y proteger el medio ambiente. En dichos informes se presentan, de forma oficial, los aspectos económicos, científicos y sociales que influencian el futuro del desarrollo de la biotecnología en la Nación Americana.

En la actualidad, la falta de una política pública clara en cuanto al establecimiento y desarrollo de este sector agrícola ha ocasionado, que tanto la expansión de las compañías existentes como el establecimiento de nuevas empresas, tanto locales como del resto de los Estados Unidos o inclusive foráneas, no sea tan acelarada como deseamos. Lo complicado del proceso en la otorgación de permisos en Puerto Rico ha alcanzado retrasos inconcebibles, así como la imposición de requisitos adicionales a los establecidos por el USDA, en términos del “Animal Plant and Health Inspection Service, Plant Protection Quarentine” (APHIS, PPQ, por sus siglas en inglés), para exportaciones domésticas a Estados Unidos. Parte del Departamento de Agricultura de Puerto Rico crea una burocracia innecesaria que desalienta la inversión. A esto, le sumamos los altos costos de los servicios y utilidades y la demora en la otorgación de contratos para la utilización de terrenos agrícolas pertenecientes a la Autoridad de Tierras. Esto crea un escenario que no propicia a que empresarios locales, con potencial de insertarse en el campo de la biotecnología agrícola, despunten y mucho menos que seamos atractivos para que el capital externo se interese en la Isla. El hecho de que no exista un porfolio sobre la gama de incentivos disponibles, para que tanto inversionistas como extranjeros puedan interesarse en Puerto Rico como destino para hacer negocios en el área de investigación, innovación y desarrollo de biotecnología agrícola demuestra lo mucho que queda por hacer.

Sin duda...

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