Libre el COLOR

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

Tonita Hambleton da golpecitos en el cristal con su nudillo. Toc, toc, toc.

-Ven Picasso, dice la profesora de arte, ya verás que se acerca. Él ha sobrevivido estos cinco años, será porque todo el que pasa lo saluda.

Y sí, Picasso se acerca. El pez es la mascota querendona de su taller "ArtStudio" en el que hace cinco años enamora a niños y adolescentes con trazos, colores y formas. Porque enamorar, para ella, es el primer paso para aprender arte.

"Aquí nadie puede burlarse de lo que el otro hace porque siempre les enseño que el arte es libre", contesta al cuestionarle sobre la sinceridad característica de los alumnos menores de edad.

La inscripción en un cartel les sirve de guía: "Never Apologize For Your Art".

"Un día una nena bien pequeñita llegó con su gemelita y me preguntó si aquí podía usar el anaranjado porque en la escuela no le dejaban usarlo; me imagino que estarían trabajando los colores primarios. Cuando le dije que sí se puso bien contenta", recuerda.

De eso se trata. De experimentar el proceso creativo con libertad, de vivir el dibujo y la pintura en cualquier superficie, de moldear barro y lograr cerámica, de hacer collages con materiales reciclables, de contar qué sienten y opinan.

"A mí me encantan los niños y la pintura", dice Hambleton, hija de Toni Hambleton, una de las fundadoras del célebre taller Casa Candina. "Yo pinto y también hago cerámica pero esa pasión es de mami".

"Creo que el niño de esta generación necesita que los papás se den cuenta de que el arte y la creación son bien importantes para el desarrollo completo de ellos; motor, social, para su imaginación, y me está que hay mucha competencia con los vídeos (juegos). Los vídeos son bien buenos, veo que algunos nenes tienen una concentración específica con ellos pero entonces no desarrollan la imaginación y la parte creativa y eso es bien importante", afirma Tonita.

Luego de ofrecer clases de arte en Casa Candina a partir del 1981, en colegios como Mater Salvatoris, Perpetuo Socorro o Robinson y en un taller en su casa, una mudanza lo cambió todo. Buscó un local en Guaynabo y lo convirtió en su centro de enseñanza.

"Aquí todo está expuesto. Yo trabajo con los nenes bien libremente, aquí no venimos a coger una clase de pintar una bicicleta, por ejemplo, sino a lo que el nene quiera hacer cuando entra por esa puerta y trabajamos bien individual. Para ellos esto es como un parque de diversión, buscan el material que...

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