Libre tras calvario de 30 años

A las 10:26 de la mañana del lunes, 14 de diciembre de 2020, José Armando Torres Rivera escuchó por fin a un juez, Jorge L. Toledo Reyna, decir las palabras por las que había estado tres décadas esperando: "el tribunal archiva".Con ese simple enunciado en jerga leguleya, quedó al fin libre de toda culpa y sospecha un hombre que hace 30 años, cuando tenía 17, se vio involucrado en una sórdida trama con la que no guardaba relación alguna y que terminó robándole toda su vida de adulto.Se le acusó, juzgó y sentenció a 224 años de cárcel por supuestamente haber sido uno de tres hombres que, en agosto de 1990, secuestraron y ultrajaron a una joven residente en la barriada San José, en San Juan. Pruebas de ADN demostraron tres décadas después que es inocente.Estuvo preso desde octubre de 1990 hasta enero del 2019, cuando salió en libertad bajo palabra. El mes pasado, otro juez, Edgar Figueroa Vázquez, tras ver el resultado de las pruebas ADN, ordenó que se le celebrara un nuevo juicio. Ayer, cuando se supone que empezaran los trámites de ese nuevo juicio, el Departamento de Justicia, por voz del fiscal Yamil Juarbe, anunció que está convencido de que Torres Rivera es inocente, y pidió archivarle los cargos."Yo no le puedo devolver a don José los años perdidos. Pero sí le puedo devolver lo que le queda de vida para que busque su felicidad", dijo, con voz quebrada, el fiscal Juarbe. "Don José", conminó el fiscal al hombre de 47 años, "¡sea feliz!".Ayer, Torres Rivera, quien nunca dejó de pregonar su inocencia, manifestó sin titubear lo que más quiere hacer ahora que es, por primera vez en su vida de adulto, libre sin ninguna restricción: "montar mi caballo, por ahí, sin rumbo".La vista de ayer, que no duró más de media hora, fue la conclusión rotunda de décadas de lucha de Torres Rivera por probar su inocencia. En el 2015, la abogada Iris Yaritza Rosario, de la Sociedad para la Asistencia Legal (SAL), tomó el caso con el modesto fin de solicitar una modificación de sentencia que le permitiera cualificar para libertad bajo palabra. Pero se dio cuenta de que estaba ante el caso de un inocente condenado injustamente."Hay más casos así", fue la reacción de Rosario, quien mencionó el caso de Ashley Marie Torres Feliciano, una joven de Peñuelas que en el 2008, cuando tenía 16 años, fue sentenciada a 111 años de cárcel por presuntamente haber sido cómplice del...

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