El libro como proyecto de amor

Los titulares apocalípticos no faltaron aquel año 2009. El libro estaba sentenciado a muerte ante la llegada de los libros electrónicos y no parecía haber salvación. "¿Desaparecerán los libros impresos?" "¿El fin del libro?", escribían algunos medios más como alarma que como pregunta.Justo en ese momento dos profesoras universitarias del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico decidieron hacer lo impensable: Abrir su propia editorial. Pero no cualquiera, sino una editorial independiente, sin fines de lucro, con sede en Cabo Rojo, que apostaría a proyectos emergentes que retaran las exigencias del mercado comercial.La idea parecía descabellada, pero a ella se lanzaron Lissette Rolón Collazo y Beatriz Llenín-Figueroa al crear Editora Educación Emergente (EEE), proyecto que este año celebra una década ofreciéndole al público lector textos alternativos e inclusivos que han desafiado aquella supuesta muerte letrada.Hasta la fecha esta editorial ha publicado 40 títulos impresos y cuenta con 10 títulos de libre acceso electrónico, ya que para las gestoras es importante abrir los contenidos para que sirvan como mecanismos para la educación autodidacta, fuera de la institucionalidad. EEE cuenta con varias series literarias, entre ellas Edades de Siddhartha, Queer. Y, Otra Universidad, Otra Crítica, Otra Escuela, Otra Escena, Crónica Otra y Bolsillos Feministas, bajo las que han publicado desde cuentos infantiles, ensayos, obras teatrales, poesía, crónicas y otros textos creativos que se resisten a la fácil clasificación.Pero cómo han logrado estas editoras llevar hacia adelante este proyecto, sobre todo, en un país donde la tijera siempre corta por la cultura. Primero, por el compromiso y amor que sienten hacia la propuesta; segundo, por la solidaridad de colegas que voluntariamente colaboran con el proyecto en el proceso de evaluación de los textos, y tercero, por la gente."Yo creo que en gran parte hemos podido sobrevivir porque en verdad la gente quiere leer en Puerto Rico, la gente lee muchísimo en Puerto Rico. Creo que hay una gran equivocación con esa constante apreciación general de que aquí no se lee y se lee muchísimo. Y hay mucho interés por estos contenidos que aparentemente no son tan fáciles de ser vendidos, pero resulta que sí. Lo hemos visto de manera transversal en el país, tanto en la gente que está comprando fuera de la institucionalidad, como del apoyo que hemos recibido de instituciones universitarias...

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