Lienzos elásticos, lienzos de piel

Por Rebeca Noriega Costas

Especial El Nuevo Día

Apenas ahora, a sus 87 años, es celebrada en la ciudad de Nueva York con la exhibición titulada Zilia Sánchez en el histórico espacio de Artists Space. La diversidad en percepciones, el manejo espacial, la luz o la no luz y las formas ondulantes son característicos de su obra. Sus lienzos llenan los vacíos imperceptibles. Quizá porque a pesar de su uso cuidadoso de colores neutros llena el espacio de sombras. Quizá porque al sumergirse en esos circuitos se siente una vibración en el cuerpo de apacible quietud. Seduce con sus lienzos, esos que provocan discusiones sobre la forma, los tropicalismos o asuntos de género.

Zilia Sánchez nace en 1926 en la Cuba prerrevolucionaria donde estudia en la Academia de las Artes de San Alejandro. Como artista joven participa de movimientos anti-Batista, entre ellos un grupo de pintores, escultores, músicos y teatreros denominado Nuestro Tiempo con quienes crece y reconoce la fuerza de las artes en producir pensamiento crítico. Zilia vive en carne propia los vaivenes de la Cuba de los años cuarenta y cincuenta. Su trabajo, más allá de la forma, de la materialidad y de un innovador sentido estético, desnuda una poética política. A menudo, aparte de las sinuosidades del cuerpo, esta relación de su obra como una de carácter político, resulta imperceptible. Sin embargo, es una relación que sin duda la ha formado.

Prosigue estudios en España gracias a una beca. Allí vive dos años hasta que la situación en terreno Franquista le suscita partir y establecerse por ocho años en la ciudad de Nueva York de la década del sesenta. En la ciudad conoce a los uber artistas del expresionismo abstracto y del minimalismo. Le impacta la obra de grandes como Malevich (1879-1935), representante máximo del constructivismo ruso, así también los trabajos transgresores de Lucio Fontana (1899-1968) y los de Eva Hesse(1936-1970). Los admira por su sensibilidad a la efectualidad de seguir las líneas con la mirada, de querer tocar. Para esta artista, "lo bello" y la sensualidad son centrales en su trabajo.

Zilia Sánchez se radica en Puerto Rico desde los años setenta, en un regreso a la isla hermana del Caribe. Cuenta que ya no quería ver más lucecitas nocturnas de altos edificios en Madrid o Nueva York; quiere sentir la brisa del mar. Allí, junto a Rosario Ferré (1938), Olga Nolla (1938-2001) y su amigo entrañable, el poeta Severo Sarduy (1937-1993), entre otros, diseña los únicos cuatro...

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