Limpiabotas citadino

Empezar a buscar trabajo a los 57 años es una tarea "complicada", y Carlos Luis Torrens Robles lo conoce de primera mano.Luego de haber trabajado como contador por años, y luego en un hogar de cuido para ancianos, el profesional perdió su empleo y enfrentó problemas personales. Eso no lo amilanó, y empezó a buscar trabajo en diferentes áreas, pero su edad, e irónicamente su experiencia de trabajo, fueron factores en su contra."Descubrí que conseguir trabajo en Puerto Rico para una persona mayor es un poquito complicado. Cuando me gradué de la Universidad de Puerto Rico, no me daban trabajo porque no tenía experiencia, y ahora tampoco porque tengo mucha. Overqualified, esa palabra es bien fea", afirma el hombre al que recientemente se le quemó el apartamento."Es bien cuesta arriba. Fui a entrevistas para trabajar como mesero, para guiar carritos de golf en hoteles, pero estaba sobre cualificado", agrega.Entonces, un amigo le dijo que había una silla de limpiabotas disponible en el Hotel Caribe Hilton y allí estuvo tres meses, hasta que logró trasladarse porque "los turistas se pasan en chancletas y no tienen muchos zapatos para limpiar". De allí, pasó al aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín y, posteriormente, al vestíbulo del edificio MCS Plaza en Hato Rey.Al entrar al edificio, se ve al hombre elegantemente vestido en una silla que dista mucho de los cajones de los limpiabotas tradicionales de los pueblos. Esta es una silla alta, cómoda y con estilo, acorde con el ambiente laboral de la zona bancaria.Sin embargo, su dinámica es igual que la de todos los limpiabotas: trabaja mientras conversa con sus clientes, hace amigos y se convierte en un proveedor de servicios indispensable para algunos, que le llevan todos sus zapatos frecuentemente."Es un trabajo donde uno conoce muchas personas y aprende mucho", explica Carlos, quien tiene un hijo que es ingeniero y maestro, una hija que es enfermera graduada, y dos nietas, para una de las cuales dice ser "chofer" porque es pequeña y la busca a la escuela."He brillado zapatos de $50 y otros que cuestan miles de dólares de marcas como Salvatore Ferragamo, Churchill y Bruno Magli. Muchos son hechos a mano", revela, para luego explicar la variedad de productos especializados que utiliza para limpiar un solo par de zapatos para lograr una limpieza y brillado que dure cerca de dos semanas."A mí, desde niño, siempre me ha gustado trabajar...

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