Llamado a despedir el año sin más víctimas

Por Cynthia López Cabán

End.cynthia.lopez@elnuevodia.com

Pero esa pulsión de "celebrar" o "desahogarse" disparando al aire se comenzó a colar a otras instancias de la cotidianidad isleña.

A inicios de mes, varios puertorriqueños celebraron la victoria del púgil Miguel Cotto disparando al aire y otros incidentes se han reportado este año en los funerales de personas vinculadas al narcotráfico.

Ante este cuadro, el salubrista y director de Iniciativa Comunitaria, José Vargas Vidot, planteó la necesidad de repensar la estrategia a seguir más allá de la campaña anual del Gobierno, las organizaciones sin fines de lucro, las comunidades y los medios de comunicación.

Al analizar las campañas de medios, apuntó que estas estrategias solo apelan a la emoción y van dirigidas al grupo equivocado.

"La mayoría de las campañas van dirigidas a quienes no tienen las armas y quienes participan en las marchas (de no tiros al aire) ya están convencidos. No hay que evangelizarlos", subrayó Vargas Vidot.

¿Qué significa una bala al aire para ti o para el gatillero que ha legitimado su presencia y engrosado su autoestima a base de una relación desigual de poder que le confiere el arma? Eso no se toma en cuenta en los anuncios", agregó.

El científico social no descartó las campañas, pero propuso que sean esfuerzos continuos dirigidos a las personas en riesgo de incurrir en dicha conducta y que surjan de las propias comunidades donde se reportan los incidentes. No se puede hacer campañas de dos meses.

Según Vargas Vidot, los puertorriqueños primero tienen que reconocer que la violencia en la Isla se ha convertido en una epidemia que salpica todos los estratos sociales.

"Disparar balas al aire no se ha vuelto una costumbre, sino una forma de expresarse", apuntó.

"Exhibir el arma es una señal de cuan al margen me da la gana de vivir y eso le rinde un rédito a la persona porque lo posiciona negativamente y hay sociedades donde posicionarse negativamente rinde un beneficio", añadió.

Para atajar este problema, hay que desarrollar programas de prevención en las comunidades donde la violencia y las armas forman parte de su tejido.

Después hay que empezar un proceso de negociación.

"En esa negociación (para que no usen las armas) hay que reconocer que estas personas se han quedado sin discurso y proyección y tienes que presentarle una salida honrosa", afirmó.

Esa salida o nueva manera de resolver los problemas de la vida debe surgir del diálogo con comunidades.

El líder...

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