Llega la hora de deliberar

¿A quién le creerán?Esa es la gran pregunta que quedó flotando anoche en la sala 3 del Tribunal Federal, en el Viejo San Juan, cuando el juez Daniel Domínguez anunció que hoy impartirá las instrucciones al jurado para que se retire a deliberar en el juicio del "asesinato por encargo" del empresario canadiense Adam Anhang.La viuda, Áurea Vázquez Rijos, está acusada de liderar una conspiración contra su esposo. Junto a José Ferrer Sosa y Marcia Vázquez Rijos, se le imputa contratar a Alex Pabón Colón para que asesinara a Anhang la noche del 22 de septiembre de 2005.Los siete hombres y cinco mujeres del jurado deliberarán el veredicto un día después de una maratónica jornada de argumentaciones finales de dos fiscales y tres abogados de la defensa.Las exposiciones de los cinco licenciados se convirtieron en un pulseo ante el jurado sobre a cuáles testigos debían creerle y las razones para dudar de los otros."José Ferrer Sosa fue el que se lo presentó a Alex Pabón Colón, a Áurea Vázquez Rijos, y el que luego aumenta de $2 millones a $3 millones el pago" por el asesinato, expuso la fiscal federal Jennifer Hernández. "Áurea Vázquez Rijos fue la organizadora y la autora intelectual, Marcia Vázquez Rijos era el punto de contacto perfecto".Durante su alocución, Hernández planteó al jurado que observen la forma en que las piezas de evidencia se sustentan y complementan unas a otras.En ese sentido, destacó que Edna Sánchez, una de las exgerentes del negocio Pink Skirt, que era de Áurea, declaró en el juicio que al día siguiente del asesinato, en el local comercial, encontraron un saxofón, lo que validaría la carta que Pabón Colón envió para cobrar por el crimen porque, en el escrito, pide que le devuelvan el instrumento musical.Asimismo, resaltó que un examante de Áurea, Alexis García, y el abogado que notarizó las capitulaciones matrimoniales declararon que la viuda les preguntó en el 2005 si conocían algún gatillero."Este caso no es sobre un asesinato, es sobre un asesinato por encargo", enfatizó Hernández, "un asesinato por avaricia… con el propósito de obtener $8 millones de herencia".el turno de la defensaLuego, la abogada de Áurea, Lydia Lizarríbar, comenzó por enfrentar a los integrantes del jurado con la acción de un jurado pasado que ya había fallado en su veredicto de culpabilidad, en referencia a la convicción de Jonathan Román Rivera, quien fue liberado cuando Pabón Colón confesó.Pero Lizarríbar dedicó más tiempo a tratar que el jurado...

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