Llega la luz al barrio Caonillas

UTUADO.- Tras casi un año sin electricidad, en el barrio Caonillas de este pueblo, don Benito Belén Torres y Catalina "Catín" Rodríguez prácticamente se habían acostumbrado a vivir en esas circunstancias.Pero todo cambió repentinamente ayer.Horas después que su casa se llenara de periodistas y camarógrafos en respuesta al llamado de auxilio de una nieta de la pareja, el servicio eléctrico quedó restablecido durante la tarde, días antes de lo que habían anticipado las brigadas de la empresa Cobra Energy."¡Al fin!", exclamó "Catín" a El Nuevo Día."Ave María, no es lo mismo", agregó, cuando se le preguntó su sentir al poder encender nuevamente los enseres del hogar. "Y ahora me ahorro unos chavitos porque ya no tengo que llevar la ropa al ‘laundry’".Los vecinos de Caonillas ya estaban resignados a llevar sus vidas de manera similar a como lo hacían antes de la década de 1960, cuando recibieron el servicio por primera vez.Desde hace años, los problemas con la electricidad eran recurrentes, y en agosto de 2017 surgió una avería que no había sido reparada cuando los huracanes Irma y María impactaron la isla.Belén Torres y Rodríguez habían decidido hace tiempo dejar de preocuparse por si llegaban o no las brigadas para trabajar en el tendido eléctrico que recibía carga a través de un extenso cable que cruzaba sobre un río desde una montaña distante.Los primeros días, tras el huracán María, cocinaron en un fogón hasta que consiguieron gas. La comida perduraba gracias a un pequeño generador que les trajo uno de sus hijos. Así, mantenían botellones de plástico con agua congelada para conservar algunos alimentos."Ahí, combatiéndome… A comprar gasolina, y bregando", dijo don Benito, de 81 años de edad, en una entrevista poco antes de que recuperara el servicio eléctrico. "Nos ha ayudado que somos los dos solos, pero si tuviéramos muchachos chiquitos… No quieras saber las que hemos pasado".La pareja agradeció la entrega de suministros de diversas entidades, y optó por aferrarse a aquel pasado sin energía eléctrica y a su fe religiosa."Todo en la vida se va a acabar, menos lo que Dios hizo", afirmó Belén Torres.La energía de ambos era contagiosa. No paraban. Recorrían su residencia de un lado para otro, entre risas y conversaciones, y no dejaban de mover cosas y buscar qué podían ofrecer al visitante.Su nieta, Yanira Belén Cruz, lo había advertido. Son personas fuertes, pero ella no dejaba de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR