Llovieron las fallas en la administración

Por Gloria Ruiz Kuilan

gruiz@elnuevodia.com

La directora de la Escuela Graduada de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Palmira Ríos, dijo que la iniciativa -que nació bajo la administración de Sila María Calderón para paliar la pobreza y la marginación de cientos de comunidades del País- estaba abocada a desaparecer. "A menos que se identificaran fondos (para nutrirlo) ese proyecto en el camino no iba a funcionar. Es un problema desde sus inicios", dijo.

De hecho, la Ley 271 del 21 de noviembre de 2002 que creó el Fideicomiso establece que debe recibir "de tiempo en tiempo" aportaciones, fondos federales y estatales -incluso de la Asamblea Legislativa- e inversiones de entidades privadas o públicas, locales, nacionales o internacionales. Pero la ley -en su exposición de motivos- reparte los $ 1,000 millones que le fueron asignados. "$ 560 millones para la rehabilitación y construcción en 20,000 viviendas, $ 130 millones en obras y facilidades nuevas, y otros $ 310 millones", indica el estatuto.

Para el director de la Escuela Graduada de Planificación de la UPR, Elías Gutiérrez, ahí está el problema medular de la iniciativa porque no se honró el concepto de lo que se perseguía: un fideicomiso perpetuo. "Para que eso fuese perpetuo, solo podía gastarse el rendimiento que esos recursos daban y eso fue lo que no se hizo. Se gastó el corpus del fondo, el principal y ahora, de acuerdo con lo que veo en la prensa, lo que queda ($ 122 millones) es algo que generó el corpus por intereses según iba menguando".

Ríos dijo que si no se lograron más aportaciones que los $ 1,000 millones desembolsados por el Banco Gubernamental de Fomento (BGF), hubo una falla administrativa, no legislativa", de los directivos del fideicomiso. "Los directivos debieron estar muy cautelosos con las asignaciones. Ellos debieron haber sabido decir 'no' para garantizar la sobrevivencia de ese fondo".

Pero Gutiérrez cuestionó por qué los $ 1,000 millones salieron del BGF, la mitad mediante una aportación y el resto como una línea de crédito. "Cómo se tomó el capital del banco que ya había sufrido por la tarjeta de salud".

"Inmediatamente se comenzó un proceso equivocado. El error está desde el principio, desde el primer dólar que se usó y se cargó contra el corpus, ahí mismo se violentó el concepto", dijo.

En ese sentido, el planificador Félix Aponte...

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