Logra su sueño de ser madre

Ya habían desistido de la idea. Emocionalmente, pensaban que no podían soportar otra pérdida. Y es que, en un transcurso de siete años, Niralba Meléndez Antonetty y Osvaldo Rivera Rodríguez habían atravesado por la abrupta interrupción de cuatro embarazos por causas naturales que chocaban con su inmenso deseo de convertirse en padres.

“(Cada aborto espontáneo) es un proceso sumamente difícil. Uno tiene sus cuestionamientos y también entran las culpas...”, reflexionó Niralba.

Después del que enfrentaron en el 2009, cuando a los cinco meses de gestación no se logró ese primer intento, en los embarazos subsiguientes Niralba guardaba reposo en cama tratando de lograr llegar a término. Pero un segundo, un tercer y un cuarto intento resultaron fallidos.

La dificultad que asomaba una y otra vez, explicó, no era una de infertilidad, sino de cuello uterino incompetente, condición que provoca que el cuello uterino de la mujer se abra de forma prematura antes de que el bebé haya llegado a término.

Después de cuatro pérdidas fetales, la pareja decidió “no seguir buscando bebés” y comenzó a considerar y a encaminar un posible proceso de adopción en el estado de Florida.

Por eso, cuando en agosto de 2016 se enteraron que la vida les regalaba un quinto embarazo, quedaron más que sorprendidos.

“Los chicos llegaron en el momento menos esperado, pero el indicado. Lo dejamos en manos de Dios”, contó Niralba, pues era un embarazo de gemelos, aunque uno de ellos murió después del parto.

Bajo la guía del perinatólogo Juan Castañer, especialista en embarazos de alto riesgo, el plan era que, al llegar al primer trimestre de gestación, se le hiciera un cerclaje o cierre del cuello del útero y Niralba continuara el resto de su preñez en total reposo en cama. El objetivo era evitar otras complicaciones pues, por ser un embarazo múltiple, los riesgos se duplicaban.

A las 13 semanas de embarazo, a Niralba le hicieron un cerclaje doble y se le ordenó seguir su embarazo en cama, con el solo permiso de levantarse para ir al baño. Al cabo de unas semanas, la mujer fue hospitalizada para tener un monitoreo médico más cercano y poder actuar con premura si surgía alguna emergencia, ya que estaba experimentando contracciones prematuras, situación que continuó a principios de diciembre y que la llevó a la sala de parto el día 3.

Ese día, con 22 semanas y seis días de embarazo, a Niralba le realizaron una cesárea de emergencia. Entonces comenzó una nueva lucha, la de salvar a...

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