Se luce la OSPR con Delius, Elgar y Strauss

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

La interpretación de la OSPR, bajo la batuta de su director titular, Maximiano Valdés, pareció tener en cuenta el típico English understatement (una expresión intraducible), muy apropiado a esta obra, por cierto, comenzando por una introducción matizada, sobresaliendo la trompa y luego las cuerdas. En general, un excelente balance entre las secciones, algo que no sucede con la frecuencia debida en este conjunto. Valdés optó por una interpretación no excesivamente dramática, lo que resultó en una cierta serenidad acorde con el mencionado significado del paisaje para Delius.

Si Delius es un compositor inglés que aún sigue siendo subestimado, Edward Elgar es el compositor posromántico británico por excelencia. Su Concierto en mi menor para violonchelo, Op. 85, es una de sus obras más populares. El chelista bilbaíno Asier Polo ofreció, junto a la OSPR, una interpretación magistral, que decididamente acentuó el carácter lírico del concierto, con un sonido contemplativo en el primer adagio y un moderato grácil, pero con un sentido trasfondo melancólico. El maestro Valdés logró acoplar la orquesta ejemplarmente a las frases bien moldeadas del solista. El inquieto movimiento del Allegro molto, con su elegante y lúdico virtuosismo, fue una demostración de la sólida técnica del chelista, quien ejecutó el concierto con evidente fluidez y soltura.

El tono brillante de su instrumento no favoreció al Adagio, que requeriría un sonido más...

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