El lugar que guarda la memoria

Sentados en círculo, juegan la “papa caliente”. Se pasan una bola de mano en mano y a quien le toca cuando se acaba la música, tiene que contestar una pregunta.

Es un juego de niños, pero en este caso quienes se divierten son personas que suman hasta 93 abriles y tienen diagnóstico de Alzheimer en las primeras etapas.

“Dime el nombre de un pelotero famoso que lleva en su camiseta el número 21 y que era de Carolina”, pregunta la terapista. A quien le toca contestar se queda en blanco. “¿Quién fue un pelotero famoso de aquí de Carolina?, le refrasea la pregunta. “Roberto Clemente”, contestan varios a coro.

“¿Quién es el presidente de Estados Unidos?”, es la próxima pregunta a uno de los varones que, luego de unos minutos, dice: “yo no sé”. “¡Bill Clinton!”, vocifera otra participante que lo dice en medio de una risa contagiosa, sabiendo que no es cierto.

El juego, que en realidad es una terapia para estimular la memoria, también es motivo de risas para Regina Barreto, quien pronto cumplirá 94 años y es parte del grupo de siete que va al Centro de Alzheimer, Gigante Haces Falta desde su inauguración en 2011.

Se ríe de todo. Cuando le pregunto la edad, vacila. “Tiene 93 para 94”, revela su hija, Carmen Zoraida Sosa. “¿Cuánto, cuánto, cuánto? Tú me estás poniendo vieja”, riposta la mujer, que minutos después afirma que es ella quien se pinta las uñas.

También se viste, baña y maquilla, aunque con supervisión de su hija, quien destaca que el hecho de que sea independiente después de todos los años con el diagnóstico es producto de los servicios del Centro, que actualmente tiene una matrícula de 70 personas.

“La condición de ella no se le ha deteriorado tan rápido. Tenerla aquí me permite hacer otras cosas. Soy paciente de cáncer y me he podido dar todas mis terapias porque ellos me han ayudado”, subraya Carmen Zoraida.

Ese servicio de respiro es una de las grandes bondades del lugar, según Esteban Maldonado, hijo de Germelinda Sánchez. La mujer cumple 91 años en agosto y también hace sus actividades básicas bajo su supervisión. Esteban trabaja por cuenta propia y dejar a su progenitora allí le permite laborar más cómodamente.

Arlene, la hija de Pablo Rodríguez, destaca que él “no se está quieto. “Es intenso. Aquí lo mantienen ocupado”, dijo sobre el simpático...

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