'Tengo la madurez para ser inmaduro'

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

"Hace tiempo yo quería hacer esto", narra mientras busca dónde sentarse en uno de los patios de la institución en Miramar, "porque uno tiene que estar en contacto con la nueva generación de la tierra de uno. Es un porcentaje tan pequeño la gente que hace esto (cantar ópera) y aquí hay talento. Hay muchas voces naturales o sea, el equipo viene bueno de fábrica".

Aún está halagado con la experiencia. Cuenta que los puso a jugar para confundir el cerebro y así liberar la voz del cuerpo. "Respondieron muy bien, se rieron muchísimo y eso quería también porque en estos procesos a veces uno lo toma todo tan en serio y hay que aprender a perdonarse de vez en cuando porque esto (la presión) va a seguir hasta que uno termine de cantar".

Palabras mayores viniendo de un cantante que a los 26 años irrumpió en el mundo operático internacional al vencer la famosa competencia Operalia, que organiza Plácido Domingo. El mundo, ese día, descubrió lo que desde niño Prieto sabía: que poseía una voz distinta. Ese pequeño músculo en su garganta con registro de tenor fue educado en el Coro de Niños de San Juan y de ahí en adelante otros profesionales lo han guiado a su máximo punto.

"A veces por una notita uno no está satisfecho y uno tiene que aprender que toda esa gente que te escuchó se lo disfrutó. Yo he mejorado muchísimo y uno tiene que darse cuenta de todo lo que ha logrado", subraya.

Sí, tocó fondo. No siempre pensó como ahora. La búsqueda de la perfección lo arrastró al borde de no disfrutar el proceso completo que implica integrar una producción operática con cantantes de renombres en una de las llamadas "catedrales" de la ópera europeas.

"Después de un concierto, en vez de estar feliz por lo que hiciste estás 'ay pero esa nota' y chico, acabas de cantar en el Covent Garden de Londres, por favor".

"Yo quería ser perfecto, sabía que me estaban juzgando. No dormía bien, no disfrutaba ese proceso y para mí eso era un sacrilegio porque esta es mi vida y si no me la estoy disfrutando para qué lo estoy haciendo. El punto es disfrutárselo porque uno trata de llegar a la perfección pero es hipotético. Gracias a Dios que lo aprendí ahora porque espero que me queden como 30 años más en esta profesión".

Aprendió a manejar la crítica, el aplauso y la velocidad con la que ambos llegan y se van. "Cantas en Japón y rápido hay un vídeo en You Tube y se enteran en Nueva York (cómo quedó). Es como un juego", propone.

Prieto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR