Ser maestra ha sido su propósito en la vida

Nacida en República Dominicana de padre libanés y madre italiana, y criada en Puerto Rico, la animadora de programas infantiles, profesora y cantautora Sandra Zaiter es una de las figuras más apreciadas de esta Isla. Lo que ella ha logrado a través de su labor educativa y social con niños y jóvenes a lo largo de casi medio siglo en la televisión es admirable.

“Soy una boricua de Quisqueya que adopté a Puerto Rico como mi patria hace muchos años”, sostuvo la animadora quien nos recibió en su hogar en Condado rodeada de sus gatos y aves quienes conviven en perfecta armonía.

El día de nuestra entrevista acompañamos a la artista al Colegio Santa Mónica en Santurce y a la Universidad del Sagrado Corazón.

“Siempre he sido maestra, esa es mi vocación, ese ha sido mi propósito en la vida y tuve el privilegio inmenso de ejercerlo a través de la televisión con un micrófono y una cámara en un pequeño estudio. El mensaje llegaba a miles de familias. Tuve el privilegio de que los padres me confiaban sus hijos a través de la televisión”.

Cuenta que sus padres se conocieron en Santo Domingo en tiempos difíciles, en la época del dictador Rafael Leonidas Trujillo.

“Vine a Puerto Rico muy pequeña y pasé seis meses en Nueva York. Estudié el primer grado en la escuela República del Salvador en Caparra Heights donde pertenecí a la Liga Atlética Policiaca, cruzando la calle a los niños más pequeños que yo. En la Academia Santa Mónica cursé la escuela superior”.

Fue para ese entonces que una adolescente Sandra descubrió su vocación de hermana de la caridad… y el amor.

“Yo quería ser monja y mi abuelo no lo aceptó. Así que viví seis meses fabulosos en Florencia, Italia, cerca de la isla de Capri. Ahí conocí a un italiano, Ettore mi primer novio, y decidí que no iba a ser monja. Me devolvieron mi pasaporte y volví a Puerto Rico. Mi novio venía a visitarme porque estaba trabajando en Panamá”, recuerda con alborozo.

En una de esas visitas de su amado Ettore a la Isla, Sandra tuvo que tomar una importante decisión.

“Me pidió que me casara con él y nos fuéramos a vivir a Italia porque allá estaba su familia e íbamos a tener más oportunidades. Pero yo no estaba dispuesta a irme de Puerto Rico, ya estaba establecida, tenía mi programa de televisión y daba clases en Santa Mónica (de historia de Puerto Rico) al mismo tiempo que en la Universidad Sagrado Corazón en lo que se conocía como el pensionado…Era una época preciosa y decidí quedarme acá”.

Entre ese grupo de...

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