Los maestros de maestros del yoga

Hace más de 40 años, Ángel Luis Rivera Díaz e Isabel Rodríguez Cintrón adoptaron el yoga como filosofía de vida y se convirtieron en los maestros por excelencia a cargo de la Escuela Superior de Yoga, en la que han formado a centenares de personas en esa disciplina.Por su compromiso, han mantenido el lugar operando durante esta pandemia, aunque con menos estudiantes y visitantes cuando las directrices del gobierno lo han permitido, a pesar de que ambos están en el grupo de mayor riesgo de complicaciones con el COVID-19. Ángel tiene 80 años e Isabel, 72."Este no es momento para el miedo. Nosotros creemos que es un cambio planetario que va a durar un poco más. Nosotros mantuvimos este lugar porque dice un yogui Bhajan: ‘Mantente y sostente que el universo te ayuda’", afirma Isabel sobre la escuela a la que se va a aprender y practicar yoga, o a capacitarse como maestro de esa disciplina.Mientras, Ángel agrega que están vendiendo yogurt, sopa, pastelón de amarillo, guineítos en escabeche "con orgullo, porque estamos sirviendo a nuestra gente", y como una forma de diversificar el ingreso de la organización.Luego de hacer varias posturas de yoga en las que demostraron su gran flexibilidad física y su dominio de la disciplina, la pareja cuenta cómo se conoció y comenzó a practicar la filosofía del yoga en una época en la que no era tan conocida, en la que ser vegetariano era ser "raro" y cuando vestirse de blanco era catalogado como sinónimo de "santero".Isabel es natural de Orocovis, pero vivía en la zona metropolitana y coordinaba las actividades en un centro cultural. Buscando diversificar la oferta fue a un instituto de yoga, en el que conoció la Gran Fraternidad Universal y la literatura del filósofo francés Serge Raynaud de la Ferriere.Cuando llegó al instituto, comprendió que estaba en el lugar indicado porque se crio en una familia católica y había sido de las Hijas de María, "pero sentía que algo me faltaba. Buscaba espiritualidad".A partir de ese momento, se dedicó a estudiar y aprender de diversos maestros. "Al año, ya era instructora e, inmediatamente, comencé a viajar para conocer a los maestros espirituales en Perú, Venezuela y México, y empecé a tener grados espirituales porque ellos identificaron mi disposición para ayudar a la humanidad", cuenta Isabel, quien conoció a Ángel en ese instituto de yoga."Desde entonces, no hemos dejado esta disciplina del yoga. La yoga es como un árbol porque es unión, desarrolla el cuerpo físico...

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