LA MAGIA DE

Las cabezas gigantes descansan sobre altos tableros de madera que cuelgan de las paredes del gran taller. Casi todas sonríen. Hay una alegría inherente y contagiosa en sus expresiones. ¿Cómo no sonreír junto a Andy Montañez"¿Cómo no querer sentarse al lado de Tego Calderón"¿Cómo no querer ir subiendo y bajando por la Calle San Sebastián junto a Gary Núñez y su plena
Es un mediodía caluroso en Santurce mientras en el taller de Agua, Sol y Sereno un grupo de artistas le da forma a una de las piezas que formará parte de su impresionante repertorio. Sobre una sólida base de madera, descansa la escultura de barro que sirve como molde para la creación de la pieza. La cabeza ha sido cubierta con una capa de plástico para que el cartón y el engrudo (una viscosa pega hecha con agua y harina) no se adhieran directamente a la pieza.
"A veces rellenamos el barro con ‘foam’ para poder rellenar un poco, porque si no pesa más todavía. Se van como 200 o 300 libras de barro. Hay cabezudos que han tenido hasta 400 y 500. Después se le pone el plástico separador y se le ponen tres o cuatro capas de papel. Con cuatro es un buen número. Tres es cuando estamos ahí a última hora. En este caso, estamos trabajando con tiempo, pero a veces estamos el día antes empezando un cabezudo…", explica un hombre joven llamado Kenneth Salgado mientras embarra pequeños pedazos de papel con engrudo y los va pegando al molde para definir el par de espejuelos que descansa sobre el rostro del cabezudo y el sobrero que lleva puesto.
El cabezudo tiene un sitial especial en el repertorio de las máscaras puertorriqueñas. A diferencia de los vejigantes, los caballeros y los herodes de Hatillo, cuyos orígenes se pueden trazar a lo religioso y a carnavales y festivales particulares, en tiempos recientes, la gran máscara de cabezudo se ha transformado en una tradición de homenaje. Especialmente atados a las Fiestas de la Calle San Sebastián, los cabezudos son un tipo de mascota para el evento y, sin lugar a dudas, su símbolo más reconocible.
Al igual que las otras tradiciones mascareras de la isla, es muy probable que esta tradición encuentre sus raíces en España. Pero Puerto Rico ha hecho de este objeto uno muy suyo y uno muy atado a su identidad. Desde hace varias décadas, la figura del cabezudo se ha transformado en un vehículo para celebrar el legado de puertorriqueños ilustres; y el trabajo del colectivo Agua, Sol y Sereno ha sido crucial en ese proceso. Fundado hace 30 años por el actor, dramaturgo y...

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