Magia en la azotea

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

Se trata de proyecto teatral "Micro-teatro en la azotea", un espacio de creación de dramaturgia fresca y teatro minimalista. Los teatreros Sylvia Bofill, Alejandra Ramos y Heriberto Feliciano lideran la propuesta que consiste en crear dos piezas cortas -de alrededor de 15 minutos cada una y con dos actores cada una- para presentarla a modo de fogueo en una azotea sanjuanera durante los primeros tres jueves del mes de junio. Igualmente, sucederá durante los primeros tres jueves de julio con piezas nuevas.

La propuesta se enmarca en una tendencia que lleva unos años ya dando rumbo en países como España, Argentina, Francia, Alemania o en ciudades como Nueva York -entre otros-, con particular énfasis en los circuitos de jóvenes profesionales del teatro. Naturalmente, la crisis económica mundial ha incidido en este tipo de plataformas de creación que recuerdan que hacer teatro es posible con un mínimo de cosas y un máximo de voluntad.

"Se está reinventando el espacio de la representación, se ha vuelto a romper con la cuarta pared", observa Bofill, quien ha seguido esta tendencia desde que siendo estudiante en los Estados Unidos llegó a presentar y asistir a piezas teatrales en residencias privadas, pasillos y demás espacios alternativos. "Me encanta el 'site specific' y esto también es una decisión estética de trabajar con lo esencial. No hace falta mucho, buen libreto, buenos actores. Nos obliga a trabajar en eso porque si un actor no puede sostenerse por sí solo en un espacio vacío, algo pasa", enfatiza Bofill.

"No hay escenografía, la utilería es mínima, esto fue abrir los clósets, ver lo que hay disponible y empezar", añadió Ramos.

La conversación con el grupo gestor se dio en la azotea a la que se llega luego de pasar por un pasillo largo de losas criollas y de subir esas escaleras angostas y empinadas de algunas casas sanjuaneras que, más que miedo, dan la sensación de que uno sube la planta de habichuelas del gigante. Los vecinos de los pisos altos circundantes se asomaban discretos desde sus balcones.

"Nosotros veníamos de estudiar en España y pensamos por qué no hacer algo así en Puerto Rico", comenta...

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