Los malabares políticos del cierre del gobierno federal

Por José A. Delgado

jdelgado@elnuevodia.com

WASHINGTON - Presionados por sus sectores más conservadores, los republicanos del Congreso pueden haber entrado en un callejón sin salida al condicionar frenar la reforma de salud (Obamacare) antes de ponerle fin al cierre parcial del gobierno federal.

La atención se centra en el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner (Ohio), a quien sus adversarios describen como rehén de los republicanos más conservadores, algunos de los que llegaron al Congreso con la promesa a sus electores de acabar con Obamacare.

Boehner ya tuvo dificultades en enero pasado para sobrevivir como líder de los republicanos de la Cámara baja, tras las elecciones de 2012, ante la insatisfacción con su liderato de legisladores vinculados al Tea Party.

Uno de los que entonces le negó el voto a Boehner fue el republicano boricua Raúl Labrador (Idaho), quien ha sido uno de los más activos en el empeño de que se condicione el funcionamiento de agencias del gobierno federal a que los demócratas y la Casa Blanca por lo menos accedan a negociar el futuro de Obamacare.

De esos sectores más conservadores, "anarquistas" los llama el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid (Nevada), surge la exigencia de que para aprobar una resolución que dé continuidad a los niveles presupuestarios del año fiscal 2013, que terminó el lunes, haya que arrebatarle algún pedazo a Obamacare, la ley que puede definir el legado doméstico del presidente Barack Obama.

Como hizo durante parte de la pasada década el entonces 'speaker' cameral Dennis Hastert, Boehner ha restablecido la regla por la cual los republicanos de la Cámara baja se niegan a llevar a votación una medida que no alcance la mayoría absoluta dentro de su caucus de 232 legisladores.

Bajo esa regla es que por el momento se considera que la legislación del comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi, a favor de un referéndum estadidad sí o no, no tiene oportunidades reales, pues solo tiene 12 coauspiciadores republicanos.

En el caso del debate fiscal, Boehner ha evitado enojar a los "superconservadores" y por ello se asegura de que las resoluciones vinculadas al cierre parcial del gobierno federal no requieran votos demócratas para su ratificación.

La percepción es que si Boehner accedía a aprobar una resolución que diera continuidad a los gastos fiscales sin el apoyo de los más conservadores, colocaba en riesgo su puesto, sino ahora por lo menos...

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