'¡Esto está malísimo!'

Por Gerardo E. Alvarado León

galvarado@elnuevodia.com

Para sorpresa de todos, la larga fila que suele extenderse desde las ventanillas de cobro hasta la puerta de entrada era inexistente. Entre los sorprendidos estaba el director ejecutivo de la AEE, Juan F. Alicea, quien visitó el local a petición de El Nuevo Día.

A las 9:08 a.m. de aquel martes, Alicea cruzó una puerta de cristal y se adentró en la oficina. De inmediato, se dirigió al counter de "transacciones cortas".

"¡Buen día!", dijo el empleado al que le pidió "un numerito" (turno) para revisar el estatus de sus cuentas activas en la corporación pública.

Mientras Alicea se movía a la sala de espera conformada por 15 sillas color violeta, otra empleada -un tanto malcriada- alzó la voz y esbozó tras reconocer las cámaras de este diario: "¿Tú me vas a retratar? Déjame salirme que yo no soy parte de esto".

Alicea esperó sentado apenas un minuto, pues fue llamado por el empleado Iván Sánchez, quien lo reconoció y antes de atenderlo le dijo: "Estoy muy contento con su designación".

"Tengo dos cuentas y quiero revisarlas", inquirió Alicea.

"Bajo su nombre aparecen tres cuentas en el sistema", respondió Sánchez.

"¡Pues una de esas, la de Villas del Rey (en Caguas), no es mía!", ripostó el ingeniero mecánico.

"Es que hay otra persona con su mismo nombre, pero todo está bien. Sus dos cuentas están al día", agregó el empleado finiquitando la transacción.

Cuando el reloj marcó las 9:15 a.m., una pequeña fila se formó en el área de las tres ventanillas de pago.

Casi todos los presentes eran mayores o de la tercera edad, como José Calderón, vecino de este pueblo, quien siempre paga "en persona" porque entiende que es "más seguro".

En términos similares se expresó don José Figueroa, también de Bayamón, quien dijo que pagar su factura de luz personalmente, en vez de por teléfono o Internet, "ya es una costumbre".

"Prefiero ver el ponche en la factura, además de que aquí son muy amables", sostuvo Figueroa.

"¡Yo soy bien incrédula!", exclamó Rosa Vergara, residente en Cataño. La fémina, quien -al igual que Calderón y Figueroa- fue atendida en menos de cinco minutos, visitó el local para abonarle a su deuda con la AEE "porque no puedo pagarla completa".

Pero hasta aquí llegaron los elogios.

De nuevo en el counter de "transacciones cortas", donde otro puñado de personas esperaba a ser atendida, Alicea tuvo que escuchar las quejas del bayamonés Rafael Rivera sobre el alto costo energético.

A propósito...

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