Donde todo (lo malo) se puede

HIRAM LOZADA

ABOGADO

No se trata de que se toleren, sin protestas, los abusos. No se trata de la ausencia de denuncias o de la falta de intentos de remedios. Se trata de la ausencia crónica de poder político de las masas populares para combatir los males y dar con soluciones.

No se trata de que no se grite, ni de que no se hable, ni de que no se articulen las quejas. Se trata de la futilidad de los instrumentos tradicionales de acción política. Se trata, en parte, de que las estructuras legales y políticas están arregladas para que no pase nada, para que no haya cambios verdaderos.

La constitución y la ley electoral, por ejemplos, están diseñadas con el fin de que el poder lo controle un partido político. De tal manera que aquel partido que gana elecciones amañadas por el dinero y la propaganda, lo controla todo: el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, el presupuesto, la universidad, las tribunas, los empleos públicos, los favores, los contratos, la publicidad, el voto y el fraude, los proyectos, la imprudencia, las evasivas, los descaros, las excusas y la verdad.

Marcel Gauchet escribió: "La democracia es experiencia e historia, se despliega y metamorfosea en el tiempo, se revela al hilo de un tanteo que no cesa de torsionar las vistas y enriquecer las formas".

En nuestro caso, el colonialismo y el capitalismo determinan nuestra historia y los giros de nuestra cultura política. En las colonias no hay democracia o es democracia a medias, simulada, un simulacro carente de legitimidad. Es democracia de exclusión, sin espacios o formas de participación efectiva.

Las estructuras políticas y legales en las colonias las elabora e impone el país dominante a la medida...

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