MANO DURA CONTRA EL NIÑO

Nadie sabe con total certeza qué ocurrió el tibio mediodía de diciembre del año pasado en que Alma Yarida Cruz Cruz, una estudiante de educación especial de 11 años, se encontró con dos compañeras de sexto grado en uno de los pasillos de la escuela elemental Modesto Rivera Rivera, en Carolina.

Según varias versiones, desde varios grados atrás había mala sangre entre las tres niñas. Las compañeras de Alma Yarida dicen que ese 2 de diciembre ella les habló en lenguaje soez, empujó a una de ellas por el pecho y amenazó con tirarlas a ambas por las escaleras. Alma Yarida lo niega. Dice que las dos niñas, que tienen un año menos porque Alma Yarida repitió el primer grado, venían hostigándola al menos desde cuarto grado.

“Mi nena no es agresiva. Aun molesta, ella lo que sabe hacer es llorar”, dice Yomaira Cruz, de 33 años, quien cría sola a Alma Yarida y a su otra niña de 9 años.

Incidentes así ocurren todos los días, a todas las horas, en todas las escuelas, públicas y privadas. Normalmente, se cita a los implicados y sus padres a la oficina del director o el trabajador social. Se discute la situación. Se invoca el reglamento. Se habla de sana convivencia. Se dan consejos. En el peor de los casos, alguien termina amonestado o suspendido.

Cada cual regresa después a sus clases y la vida escolar, con sus giros, vuelcos y complejidades, continúa.

Eso no fue lo que ocurrió con Alma Yarida, quien, en cambio, fue arrestada y ahora enfrenta cinco cargos en el Tribunal de Menores: uno por agresión simple, dos por amenaza y otros dos por alteración a la paz. La niña espera ahora juicio, en un trance que está resultando profundamente traumático, produciéndole gran ansiedad y quitándoles sueño y hambre a ella, a su madre y a su hermana.

Es un desenlace insólito para un incidente que, según múltiples entrevistados, debió manejarse en el ámbito escolar, no con arrestos, policías, fiscales y jueces. Pero lo hace más insólito todavía cuando se considera que la mayoría de los casos presentados en el Tribunal de Menores es por situaciones así: garatas entre niños, un menor que insultó a alguien, otro que le puso el pie a un compañero en el patio escolar o hasta los que tuvieron la desafortunada idea de correr bicicleta donde no debían.

Los tribunales atienden casos graves de menores que cometen agresiones agravadas, venden drogas o asaltan. Pero la mayor parte de los recursos invertidos en el tiempo de policías, procuradores de menores, abogados, jueces y sus...

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