Marcas temporeras

RADAMÉS ROSADO

PUBLICISTA Y EXPERTO EN MARCAS

Desde alimentos hasta tecnología, autos, ropa o experiencias, casi todo con lo que hoy día interactuamos y demostramos algún tipo de empatía, está cobijado bajo un conjunto de percepciones favorables hacia aquellos productos o servicios que adquirimos, los cuales responden a los programas de comunicación que se han trabajado en torno de las mismas.

Estas marcas se construyen con el pasar de los años, sistemáticamente elaboradas, con cambios sutiles y no se les da un zarpazo a los elementos de esa identidad con mucha frecuencia, pues con ello se destruyen los beneficios, el factor reconocimiento y los atributos que tanta estrategia e inversión se han destinado en afinar.

De igual forma ocurre con la marca de un país. La persistencia en su mensaje, la expansión de la marca hacia todos los públicos, el nutrirla por años y representarla con el mismo orgullo con que se levanta una bandera, es algo de lo que se ha hablado en la isla y nunca se ha logrado establecer de una buena vez. Desde los tiempos de Teodoro Moscoso, en que Puerto Rico se logró posicionar como un destino turístico y de inversión internacional, los cambios y la sofisticación del manejo de marcas ha evolucionado, pero ninguna administración al día de hoy ha entendido la importancia de la coherencia de mantener una marca estable independientemente de los cambios políticos que ocurran.

Iniciativas como PRIMAGE, y...

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