De mareas y catedrales

Por Cristina Salmerón

Pero, además de esa divina sensación que roza lo espiritual al llegar a la antigua "Finisterre" - como le decían a la esquina más occidental de la península en tiempos de la Roma Imperial, las razones se multiplican para desear visitarla.

Uno de sus imanes más poderosos es la Playa de Las Catedrales en la zona más oriental de Lugo, llamada así por las bóvedas, arcos, las galerías y las cavernas que el agua y el viento han esculpido -apelan a la arquitectrura de una catedral- así como por los murmullos y los silbidos que produce el viento al filtrarse entre los huecos y las chimeneas que suenan como las notas de un órgano.

El problema aquí son sus mareas. Sólo se puede bajar a esta playa en baja y teniendo suerte de pillar una época de mareas largas. En la época de las mareas cortas apenas te dará el tiempo para adentrarte en ella ya que enseguida empieza a subir.

De otra parte, comer y beber ¡es un placer en Galicia! Esta comunidad ofrece al mundo una gastronomía de primer orden basada en los frutos del mar, el cerdo y los buenos vinos. Y también en este renglón las mareas tienen algo que ver.

Específicamente con el recogido de su manjar más apreciado, el percebe, un crustáceo de extraña apariencia que crece sobre rocas batidas por el oleaje. Se alimenta por filtración. Debido...

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