Con poco margen de ganancia

Los sistemas de transporte colectivo en las ciudades de Hong Kong, en China, y de Tokio, en Japón, son una excepción en la industria por una simple razón: son autosuficientes.

Dicho de otra forma, no dependen de incentivos o subsidios gubernamentales para pagar por la operación, como ocurre en la gran mayoría de los sistemas en el mundo.

Gran parte de esto se debe a que los habitantes de estas ciudades asiáticas son altamente dependientes de los sistemas de transporte colectivo. Eso es algo que no necesariamente se repite en las jurisdicciones en esta parte del planeta.

Estos niveles de sostenibilidad están lejos del caso de Puerto Rico. Aun así, se plantea privatizar parte de los sistemas de transporte público a través del modelo de alianzas público-privadas (APP). El Tren Urbano, por ejemplo, cubre alrededor del 14% de sus costos. Las autoridades Metropolitana de Autobuses (AMA) y de Transporte Marítimo (ATM) apenas reciben de los pasajes el 8% y el 5% de sus respectivos gastos operacionales.

Es decir, para que la AMA pueda ser económicamente independiente, tendría que aumentar 12 veces sus ingresos por concepto de pasajes, ya sea con alzas en las tarifas o aumentos en la cantidad de usuarios. Y ambos panoramas no parecen del todo posibles bajo el sistema actual.

“Aquí el sistema podría ser mejor, pero no hay confianza de los usuarios porque los sistemas son ineficientes”, dijo Benjamín Colucci, experto en temas de transporte y profesor de ingeniería civil de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.

Pero aun corrigiendo las deficiencias, los sistemas de transporte colectivo, por su naturaleza, generan pérdidas, por lo que dependen de subsidios para operar.

De hecho, en Estados Unidos la transportación colectiva es altamente subsidiada. El sistema más rentable es el de trenes en la ciudad de San Francisco, en California, que genera el 78% de sus gastos. Por otro lado, el tren en la ciudad de Miami apenas produce el 28% de sus gastos.

Inversión social. Los beneficios de la inversión en estos sistemas se reciben de otro modo, con menos congestiones de vehículos en las carreteras, menos contaminación ambiental, y mayor movilidad para los sectores más desventajados. Esto último, tiene el potencial de mejorar la productividad laboral del país, puesto que se facilita o se proveen alternativas para que las personas puedan trasladarse a sus trabajos.

“En el caso del transporte colectivo no se puede esperar una recuperación de la inversión. Hay...

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