Al margen de la ley

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Sin embargo, es el tipo de película que se merece todos los superlativos del mundo. Para entender porqué, y apreciar sus encantos particulares, hay que estar completamente claro de qué tipo de película es "Drive" y ver cómo se alinea perfectamente con los códigos esenciales de su género.

Aquellos que entren a la sala esperando una película que trafica con los estereotipos fáciles y unidimensionales de una cinta de acción desechables están destinados a salir decepcionados.

El guión, que adapta la novela de James Sallis, coloca su trama firmemente en la visión fatalista del film noir, en el que el público queda atado a un antihéroe que por más que trate no va a poder evitar lidiar con los aspectos más bajos y despreciables de nuestra sociedad.

Esta visión, que tuvo su mayor popularidad en Hollywood durante la década de los 40, llega en la forma del personaje de Ryan Gosling, una figura misteriosa que nunca es bautizado con un nombre. Al principio del filme, el protagonista divide su tiempo de tres formas: trabajando como mecánico en el taller de Shannon (Bryan Cranston), como conductor que lleva a cabo las peripecias más peligrosas durante la filmación de una secuencia de acción en una película y como conductor anónimo que utiliza sus destrezas para que otros puedan llevar acabo robos sin ser atrapados por la ley.

Esta rutina simple se complica cuando el protagonista...

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