María desvela la vulnerabilidad

Por causa de la saña con que el huracán María azotó al país, Enrique Reyes Escobar, de 76 años, pasó de su casa al hospital y, de ahí, a un refugio. En este último albergue, justo cuando empleados del municipio de Barceloneta le buscaban acomodo en un asilo, una de las cosas que más le preocupaba era haber perdido su caja de dientes.

Acostado en un catre, sin camisa, Enrique contó que tenía un hijo a quien no ve mucho, explicó que vivía en el barrio Punta Palma y dijo que estaba loco por irse, pero que su caja de dientes, que le permite comer adecuadamente, no aparecía. Para entonces, habían pasado 13 días del ciclón.

A pasos de él, en silla de ruedas, estaba Victoria Rosario y, frente a ella, su esposo José Morales, quien explicó su situación.

“Lo único que tiene la casa mía es que el techo es de cartón prensa’o, de ese colora’o, que, con ponerle un toldo yo arranco para allá”, afirmó el hombre sobre la vivienda cuyo techo tenía filtraciones, por lo cual esperaba la ayuda de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). La pareja, ambos de 72 años, todavía no se había comunicado con sus hijas María e Iris, que viven en Nueva Jersey y Florida, respectivamente, aunque le pidieron a otra persona que las llamara para decirles “a las nenas que estamos bien”.

Las historias de Enrique, Victoria y José reflejan la realidad de muchos adultos mayores que han quedado más vulnerables a causa de la emergencia que vive el país: solos, incomunicados, sin poder volver a sus casas y sin la ayuda de sus hijos. Otros se han quedado en sus hogares, pero están solos y no tienen los medios para buscar agua y comida. Algunos pueden hacer gestiones, pero confrontan serias dificultades pues dependen del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) y de la tarjeta de Salud, cuyas transacciones fueron imposibles ante la falta de conexión. En Puerto Rico, el 39.7% de las personas de 65 años o más vive bajo los niveles de pobreza, según la Encuesta de la Comunidad 2010-2014, y unos 217,872 reciben el PAN.

Fallas y lecciones

Enfrentados al huracán más poderoso que ha tocado tierra boricua desde 1928, es evidente que el país no estaba listo para enfrentar una emergencia de esta naturaleza y, en los primeros días, cuando las vías intransitables y los problemas para distribuir suministros de primera necesidad coparon los esfuerzos de los principales oficiales de gobierno, no se hizo mención de los adultos mayores. Luego, se entendió que el trabajo de agencias y...

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