La mariposa boricua

Por Carmen Graciela Díaz

Especial El Nuevo Día

A María Teresa Fernández, la Mariposa de la poesía nuyorican, se le conoce cuando se lee su poesía, cuando se le escucha recitar con su vigor cualquiera de sus obras.

Es fácil emocionarse y sentir que es amiga, vecina, prima, hermana, compañera; cuando pide en su poema Ode to the Diasporican que miren su cara puertorriqueña, su pelo vivo, sus manos morenas y reclama que, aunque no nació en Puerto Rico, Puerto Rico nació en ella.

Nació en El Bronx, Nueva York, en 1971, pero ella vive la patria boricua día a día en la diáspora donde se ancla feroz a sus raíces y su herencia.

La poesía para María Teresa es precisamente eso: una manera de ser libre, de crear la identidad. "It's how we give birth to ourselves", reflexiona luego de rebuscar la idea precisa en su cabeza dividida entre el inglés y el español.

No tiene por qué excusarse por su spanglish, porque la puertorriqueñidad, como ella y otros tantos han demostrado, tiene más que ver con lo que se lleva adentro, que con el idioma en el que se expresa.

Cuenta que desde pequeña sentía una especie de falta de conexión entre la vida en la escuela y la vida en el hogar. "Fui a una escuela católica y at home, my abuelita would taught me about Papa Dios. In school I learned about God", relata del desfase cultural que sentía entre su cotidianidad escolar y el seno familiar que erigieron sus abuelos (cuando arribaron a Nueva York de Puerto Rico en 1929) y luego sus padres nacidos en el Spanish Harlem.

Cuenta María Teresa que los adultos hablaban español en la casa, pero particularmente cuando no querían que los niños supieran lo que decían. "For me, el español fue un idioma de secretos, un idioma misterioso", reflexiona entre risas.

"Estoy muy orgullosa de mis raíces, no me importa si hago un error, si tengo un acento nuyorican; no me importa porque si hago un error es una oportunidad para aprender", expone contenta al recordar que conoce a puertorriqueños, tercera generación como ella, que no pueden hablar nada en castellano.

Eso de defender las raíces cotidianamente estando en un "in between", como alude en su Ode to the Diasporican, lo describe como una ruta.

Comenta que hubo momentos en que sintió que debía declarar su identidad a través de la ropa y los accesorios que llevaba puestos. Hoy las cosas las siente algo diferentes.

"Es que ya no tengo que hacerlo porque yo sé quién soy yo, pero no voy a criticar a los puertorriqueños que necesitan expresar...

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