Mark Cuban y sus extravagancias

Desde enero del 2000, cuando adquirió los Dallas Mavericks de H. Ross Perot, Jr., ha pagado millones de dólares en multas impuestas por el comisionado de turno de la NBA, por su indisciplina, rayana en insubordinación, vomitando fuego preferentemente contra los árbitros y jugadores rivales.

Pero, a la misma vez, es adorado por su plantilla y resto de empleados por su deferencia sin límites para que se sientan a gusto en todos los órdenes deportivos, incluso familiares.

Es más, Mark Cuban, en una ocasión, le prestó a José Juan Barea su apartamento en el Trump Plaza de Nueva York para que pernoctara una noche cuando fue invitado al tradicional Desfile Puertorriqueño el segundo domingo de junio. En otro arrebato de consideración, le aumentó en varios millones su salario multianual cuando DeAndre Jordan incumplió su palabra de ingresar a los Mavs, quedándose con los Clippers, y el capital que tenía presupuestado para él lo compartió con el mayagüezano y Harrison Barnes, procedente de Golden State.

Sin embargo, hace unos días volvió a encender la hoguera de la polémica al decir en un podcast del legendario jugador Julius Erving que había pedido a sus canasteros en una cena que era recomendable que “entregaran...

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