En mayor riesgo durante la Navidad

Inés Marrero arribó a la Casa Protegida Julia de Burgos hace 21 años, y aún recuerda claramente los temores que experimentó aquel diciembre de 1999 mientras se acercaban las festividades navideñas.Se acuerda de que, para aquellas fechas, llegó a cuestionarse si había hecho bien en salir del hogar junto a sus tres hijas huyendo de una relación violenta. "Llegué a pensar en salir y regresar porque es un momento especial, Nochebuena, Despedida de Año, Día de Reyes. Pero, a la misma vez, pensaba, ¿para qué regresar? Para vivir peor", compartió Marrero.Hoy, no queda un ápice de duda. Tuvo las fuerzas necesarias para no dar marcha atrás, pero no lo hizo sola. Contó con el apoyo emocional de un grupo de profesionales que la acompañó en cada paso. "La trabajadora social me decía que confiaba en mí, y esos detalles me daban más ánimo. También veía a mis hijas disfrutando, y pensaba para qué regresar. Sabía que no era la salida correcta", rememoró Marrero, quien llegó al albergue cuando sus niñas tenían apenas dos, tres y cinco años."Miro hacia atrás, y no me reconozco porque, cuando pisé por primera vez Casa Julia, no hablaba, no lloraba frente a nadie, y el haber logrado estudiar, ver mis hijas y que ellas se sientan orgullosas de mí, para mí, eso es lo más grande", sostuvo Marrero, quien hoy trabaja para la organización.Como Inés, en la actualidad, muchas mujeres se encuentran albergadas en Casa Julia o en otro de los siete albergues que hay en la isla para víctimas de violencia de género. La Navidad es una temporada en la cual históricamente no solo aumentan los incidentes de violencia machista, sino que también se trata de una de las épocas más difíciles para decidir buscar ayuda."Pueden sentir presiones sociales para mantenerse en las navidades y hasta sentido de culpabilidad porque piensan que les están robando las navidades a sus hijos", señaló Coraly León Morales, directora de la Casa Protegida Julia de Burgos.Ese sentido de culpabilidad que pueden experimentar las víctimas se suma a varios factores provocados por la pandemia de COVID-19 y que hacen más difícil dar ese paso de liberación.La ausencia de espacios o momentos de soledad para procurar ayuda, el miedo a exponer a sus hijos a un posible contagio y el encierro junto a la parte agresora son estresores que se añaden a los que ya experimentan las víctimas.La combinación de ambos escenarios -la pandemia y la violencia de género- ha provocado un mayor deterioro en las participantes con...

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