Medio siglo de una pasión en común

Sentadas alrededor de una larga mesa en una pizzería en Río Piedras, una veintena de mujeres comparte diversas conversaciones formando un enjambre de voces.Hay abrazos, risas y algunas comparten pláticas privadas, casi como secretos. Otras se mantienen atentas, escuchando o observando toda la acción. El restaurante en el que se encuentran ha sido reservado solo para ellas hasta el mediodía, por lo que se sienten libres de comentar lo que quieran.Pero cuando el reloj marca las 10:30 a.m., la mujer que está a la cabecera de la mesa se levanta. Inmediatamente, se escucha el sonido de una pequeña campana que alerta que la sesión ha comenzado. El volumen de las conversaciones individuales comienza a bajar hasta que se logra el silencio. Es entonces cuando aparece el gran protagonista de la mañana: el libro.Hace medio siglo, la puertorriqueña Ana Livia Otaño decidió convocar a 12 amigas para comenzar un grupo de lectura al que llamaron 1969. La dinámica sería leer un libro en común y reunirse una vez al mes para discutirlo. Ese pequeño grupo fue sumando nuevas lectoras poco a poco hasta llegar a tener una treintena de integrantes. Desde ese momento hasta hoy, este colectivo se ha mantenido reuniéndose ininterrumpidamente por 50 años, convirtiéndose en uno de los clubes de lectura activos de más tiempo en el país.Estar en una de sus sesiones es un privilegio, pues sus reuniones son privadas y las integrantes se admiten por invitación, aunque algunas confiesan que se han "autoinvitado".Esta mañana en la que acudimos a una de sus reuniones, discuten el libro "Yo, Julia", del escritor español Santiago Posteguillo, el cual ganó el Premio Planeta 2018. La novela histórica está enmarcada en la antigua Roma y narra la historia de la emperatriz Julia Domma y su deseo por el poder.Enid Collazo, quien es la moderadora, ofrece el contexto histórico de la novela y muestra imágenes en su iPad de esculturas de la verdadera Julia. Las reacciones no faltan. "Fíjate, pero no era tan bonita", dice alguien en la mesa. Ese ejercicio sirve para abrir la discusión."Ella me pareció controladora, obsesiva, una mujer de usted y tenga", dice Mapy González. Enseguida María Elena González Calderón cuestiona por qué hay que llamar controladora a las mujeres que han sido líderes."Es que en un entorno que era masculino tenía que ser así", suma Zaida Cesáreo a la conversación."Pues yo pienso que fue una mujer excepcional", opina Maribel Casas. En solo minutos, regresa el...

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