Mensajes de gobernador

HIRAM LOZADA

ABOGADO

No recuerdo cuándo, ni quién, lo convirtió en un espectáculo político de aplausos interminables o chufletas, de gritos y amenazas o aclamaciones apoteósicas. Se supone que fuera, según los padres y madres de la Constitución, un protocolo anual sin aspavientos. Pero alguien, en el pasado reciente, sugirió que era una buena oportunidad para que el gobernador se luciera y, de paso, provocar la ira o la desesperación de los adversarios.

El pasado jueves el gobernador, en lugar de someter el mensaje latoso que le pide la Constitución, dio un discurso de promesas y para anunciar, sin datos, el regreso de los tiempos felices. Eso no es nuevo. Los anteriores lo hicieron también.

No está escrito. Pero lo que manda la tradición y el decoro es que, durante el mensaje del primer ejecutivo, se queden los legisladores calladitos, con caras de fastidio, unos, o en estado de gracia, otros. Y luego ocurre siempre lo mismo. Cuando termina el discurso y se retira el gobernador, los adversarios dicen...

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