Mentores que derrumban barreras

Por Ivis Negrón Pérez

ivis.negron@gfrmedia.com

"Ellos casi no hablan, pero yo los entiendo. En las giras hay que velarlos, porque hay algunos curiosos y se pueden escapar", relató el estudiante de la escuela elemental Urbana Nueva de Lajas, donde hace dos años nació el club "Soy amigo de un niño especial".

Crear el grupo fue idea de Yamaris Padilla, la maestra encargada del salón contenido de estudiantes con autismo. Con la iniciativa, puso en práctica la filosofía de integración entre niños y niñas de la corriente regular y estudiantes con algún impedimento.

"Cuando yo llegué a esta escuela, los estudiantes no conocían a estos niños. Estaban apartados", recordó Padilla. El proceso de socialización es un aspecto muy importante en el desarrollo del niño con autismo, así que la maestra decidió experimentar con los más pequeños, a nivel preescolar, porque para ellos las barreras no existen. El mensaje era sencillo: debían "portarse bonito con un niño especial", explicó.

A la iniciativa de la maestra, se unieron madres y padres de los niños con autismo, interesados en exponer a sus hijos a experiencias nuevas. Para Marian Pagán, empleada del plantel y madre de un estudiante con autismo, el club genera resultados enriquecedores. Diagnosticado con autismo típico Kanner, Gabriel, de 9 años, no habla. Mas, cuando comparte con los niños de la escuela mantiene contacto visual, juega y socializa con ellos.

"Realmente, él no hacía eso", contó Pagán con voz entrecortada. "Ellos lo cogen por la mano, lo llevan a caminar, le buscan juego y le hacen cosquillas. Los niños han aprendido a...

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