Miembro de la realeza yankee

or 17 años su trocha recogió los lanzamientos de los principales abridores y relevistas de la emblemática franquicia de los Yankees de Nueva York, nombres que pasarán a la historia del béisbol como Randy Johnson, Andy Pettitte, Mike Mussina, Roger Clemens y el inigualable Mariano Rivera, por mencionar solo algunos.

Compartió camerino con héroes de la era moderna del béisbol como Tino Martínez, Paul O’Neil, Alex Rodríguez y su compadre, Derek Jeter, entre muchos otros, y ayudó a los Mulos del Bronx a participar de siete Series Mundiales, en cinco de las cuales se proclamaron campeones.

Al final de su carrera y sin hacer mucho ruido, Jorge Posada colocó su nombre en una selecta lista de receptores gracias a su poderosa y oportuna ofensiva y, además, se ganó el respeto de compañeros, contrincantes y la siempre exigente fanaticada yankee.

“Posada era un receptor muy ofensivo que en los momentos más difíciles, de más presión, siempre producía. Nació para eso. Tenía nervios de acero”, analizó el historiador y escritor Jorge Colón Delgado.

“En una ciudad donde se jugaba con una presión tremenda y que tenía que recibir a grandes lanzadores, nadie se quejó de él. Eso demuestra el carácter que tenía”, agregó.

Nacido en Santurce, hijo de Jorge Posada y de Tamara Villeta, Posada se destacó en varios deportes, como ciclismo, voleibol, baloncesto, tenis y, por supuesto, béisbol.

Pero fue la disciplina del bate y el guante la que capturó su atención desde niño. Su padre, un reconocido escucha para varias organizaciones en las Grandes Ligas, fue su estricto mentor, pero gracias a esa disciplina que desarrolló desde pequeño, pudo sobresalir en una de las organizaciones más exigentes de las Grandes Ligas.

El camino a las Mayores no fue fácil para Posada. Fue seleccionado...

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