La mirada del monstruo

En los pasillos del Congreso de Estados Unidos ocurrió esta semana algo que hace años no veíamos los puertorriqueños.

Juntos como hermanitos, tomados de la mano, cabildeando por el mismo fin, sin estarse, por ahora, dando puñaladas por la espalda, anduvieron el gobernador Ricardo Rosselló y dos de sus antecesores en el cargo, Aníbal Acevedo Vilá y Alejandro García Padilla, que son del partido contrario.

Fueron como parte del Frente por Puerto Rico que hace unas semanas convocó el gobernador y al que se sumaron los otros dos, a pesar que durante su mandato García Padilla intentó un esfuerzo similar y Rosselló, entonces líder de la oposición, no respondió al llamado.

Mas agua pasada no mueve molinos y allí estaba Rosselló con el apoyo de Acevedo Vilá y García Padilla implorando en el Congreso que se le asignen fondos a Puerto Rico para que el plan de salud del gobierno no caiga en los próximos meses como casa de madera en tiempos de huracán.

Y, para seguir la mejor tradición ciega en la que siempre se ha gobernado aquí, estaban buscando cómo ponerle un parcho al problema, evitando, por miedo al costo político, mirar de frente el monstruo y sin plantearse, hasta ahora, una solución permanente a un asunto que lleva más de dos décadas rompiéndole el espinazo al presupuesto del Estado Libre Asociado (ELA): el costo descomunal de nuestro disparatado sistema de salud, que desde el mismísimo día en que se inauguró en febrero de 1994 se sabía que iba a terminar llevándose por el barranco a todo el gobierno.

La famosa tarjetita tiene asignados este año fiscal $2,336 millones.

Eso es el 24% del presupuesto de $9,562 millones que la Junta de Supervisión Fiscal aprobó para este año fiscal. Es, después del presupuesto del Departamento de Educación, y por ahora que no estamos pagando deuda, el gasto más grande del gobierno de Puerto Rico.

Ha sido así desde que el exgobernador Pedro Rosselló lo inauguró en 1994, contando con fondos, que no llegaron, de una reforma de salud a nivel federal que impulsaba sin éxito el entonces presidente estadounidense Bill Clinton.

¿Por qué cuesta tanto la tarjetita? Cuesta tanto porque el corazón del sistema son aseguradoras privadas que, como todo negocio privado, necesita obtener ganancias. El modelo de salud pública aquí equivale a que un gobierno en quiebra, como el nuestro, le compra seguros de salud privados a todo el que demuestre que lo necesite. Hay maneras mucho menos costosas, y más humanas, de asegurarle a cada...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR