Las miradas enlazadas

Por Alejandro Carpio

El primer capítulo, una suerte de introducción, traza los vínculos entre ambos prestándole atención al tema del ojo interno. La visión divina que se comunica en el arte místico, aunque extraña, no acarrea falsedad, porque proviene de Dios; la visión surrealista, al surgir del inconsciente (a veces colectivo), tampoco engaña. Para Cirlot, el surrealista y el místico son destinatarios pasivos que comunican y que no ofrecen una visión "personal" de la realidad. El ensayo que le sigue, versa sobre piedras.

El segundo capítulo reinterpreta un episodio del Quijote sirviéndose de un consejo artístico de Leonardo da Vinci: quedarse mirando un rato la mancha de una pared y esperar a que la imaginación construya alrededor de esta paisajes posibles e imposibles. Para el narrador cervantino se trata de otro caso de la "nunca vista locura"; para Cirlot, en cambio, el caballero se transforma en un artista que pinta fuera de sí la imagen que avista su ojo interno.

El cuarto...

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