Mito

Sofía Irene Cardona

Hace unos días, el nombre de "uno de los hijos más ilustres de la historia más reciente" pasó a designar una de las nuevas moles con las que han pretendido amueblarnos el futuro, eso que vivimos hoy en aguda precariedad y constante inquietud: que ni paz, ni seguridad, ni progreso. Allí estaban las multitudes aclamando al insigne señor, una vez más. Después de la danza triunfal, se alzó el telón y apareció la firma: "Esto lo hice yo."

Se conservan de este Ilustre tres imágenes inquietantes. La primera, durante un debate, sacándole la lengua a la señora con la que discutía, como un niño malcriado. La segunda, frente a las cámaras, medio oculto por un sombrero, como travieso adolescente. La tercera, enganchado en un poste, blandiendo los puños en son de victoria, como triunfante orangután. Su egregia figura iba madurando, al parecer. Ahora cuentan que redacta sus memorias en tres tomos, como anciano paladín. Tal vez el tiempo esté otorgándole la dignidad épica a la que parece dirigido, y...

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