Mojado

Welmo Romero

"Me niego a claudicar" gritaba un cerebro de idea ronca fuerte como Tonka. A este cerebro lo miraban con desdén y le gritaban: "Suelta las ideas y deja la queja, disfruta de esta lluvia y empapa tus pliegues. Abandona la sinapsis". Aquel cerebro, tonto para muchos y amenaza para otros, decidió autocensurarse y callar. Tomó un grupo de ideas que había cultivado, las acomodó en su maleta y decidió partir sin mirar para atrás de aquella cabeza que lo vio crecer.

Mientras se alejaba notaba un cierto alivio, ráfagas de impulsos eléctricos se deslizaban entre los lóbulos y de inmediato los conceptos, "cambio", "exilio", "patria" y "regreso" se presentaban claros y luminosos. Esa sensación de paz profunda que acompañaba a...

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