Mollero

Félix Jiménez

El PPD tiene un déficit de six-packs. La proclividad a seguir pareciendo guapos patricios en busca de validación que tienen los líderes el PPD -los anuncios de Alejandro en plena caminata sobre el verde plácido y bucólico de algún campo no especificado de Puerto Rico (anuncios malos e insufribles)- contrastan con el movimiento urbano de los anuncios de Fortuño en un carrito (malos e insufribles también). Se hubiera agradecido que alguien, como ha pasado antes, se hubiera tomado el tiempo y esfuerzo de manufacturar lo que un candidato ideal se supone que sea para ponerlo frente a las cámaras, genio y figura, y no el carnaval de estos dos simulacros.

Desde la embestida del toro exuberante y corpulento de Carlos Romero Barceló en sus buenos tiempos electoreros -que regresa en sus malos tiempos a exhortar a sus acólitos a dejar la Iglesia Católica y a recibir puños figurativos o reales- el PNP asumió una cierta afición al desparpajo, a la certeza de que la última la paga el diablo. Romero carga con su pasado oscuro, y con el I-don't-care-what-they-say de alguien al que ya le han dicho todo, y figura como el modelo...

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