Monstruo electrizante

Por Marcos Billy Guzmán

Especial El Nuevo Día

Un excéntrico doctor obsesionado con crear vida se regocija cuando la grotesca criatura que ensambló mueve una mano a raíz de un experimento eléctrico poco ortodoxo. Toparse con alguien que se perciba como un ser supremo que todo lo puede debe traducirse en una experiencia perturbadora. Quizás por eso la novela Frankenstein; or, The Modern Prometheus ha sido adaptada al cine, de tantas formas y en múltiples ocasiones, a lo largo del pasado siglo. La historia aún cautiva en la pantalla gigante con el estreno de la película I, Frankenstein, que estrena hoy en Puerto Rico. En la trama, el actor Aaron Eckhart interpreta una versión rubia, descamisada y musculosa del monstruo en medio de una guerra entre gárgolas y demonios que amenaza la existencia de la raza humana.

Aunque la gente los confunde, el personaje que encabeza dicha cinta no es Frankenstein, sino la creación eléctrica de un doctor llamado de esa forma.

Ambos fueron concebidos por la imaginación de la escritora inglesa Mary Shelley cuando ésta tenía apenas 18 años. Su novela vio la luz en el 1818 de forma anónima en Londres, pero la firma de la autora apareció cinco años más tarde en una nueva edición publicada en Francia. El libro ha tenido tanto impacto que sus dos protagonistas, el científico y la criatura, suelen ser llamados por el mismo nombre. Ambos se perciben como monstruos, si consideramos que el doctor perdió la cordura en medio de su obstinación por crear vida.

"Se considera la primera novela de ciencia ficción. Es una lectura escalofriante y muy hermosa. Representa una de las obras más importantes e impecablemente escritas del género gótico. Surgió en la revolución industrial, cuando la ciencia comenzaba a experimentar con el uso de la electricidad para revivir cuerpos inertes. Mary Shelley es la primera que presenta este tema de literatura, ciencia y terror en una novela divinamente gótica como antropológica. Es un estudio sobre el ser humano, sus pasiones y miedos. Ese morbo ha ocasionado la obsesión cinematográfica", destaca Ana María Fuster Lavín, escritora boricua y autora de narrativa gótica en libros como Réquiem e (In)Somnio.

El dilema de ser diferente, la soledad del monstruo y la rebelión de la criatura con su creador también se interconectan en la trama de este clásico, según la poeta. Atado a esa conexión humana que "provoca emociones psicológicas fuertes" en el público, Fuster Lavín considera que "el terror...

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