Un monstruo de los negocios

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Un hombre de negocios que está dispuesto a hacer literalmente cualquier cosa para salir a flote.

La primera decisión creativa acertada de este filme se dio en la selección de Richard Gere para interpretar un personaje de un corazón tan oscuro que hace ver a Gordon Gekko, el famoso villano de Wall Street que le ganó un Oscar a Michael Douglas, como un niño malcriado.

Gere, que a pesar de ser consistentemente bueno en un sinnúmero de filmes, le mete el diente a la complejidad de este rol y logra la mejor interpretación de su carrera.

El otro gran acierto de la cinta es provisto por el guión de Nicholas Jarecki, quien también está a cargo de la dirección.

Al comienzo de la película, Robert Mills es presentado como la encarnación del éxito americano, un millonario rodeado por todos los lujos que se pueden comprar y una familia que lo quiere con hijos que han seguido sus pasos trabajando exitosamente en su compañía.

Sin embargo, el filme lentamente comienza a fragmentar esta superficie de perfección. Mills ha pagado un precio bien grande para poder retener su riqueza material y los cabos sueltos que ha dejado en el camino se comienzan a manifestar durante una negociación importante. Decir que este protagonista está dispuesto a hacer cualquier cosa resulta fácil, pero en las manos de Gere y su director la degradación de este protagonista nunca deja de sorprender...

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