La mordida secreta de la Gran

EE.UU.

"The Ride" es imperdible para dos categorías de turista: el fan de los city tours y el que jamás se subiría a un micro con guía. Es que esta atracción, que arrancó en 2010, supera cualquier expectativa con su insólita mezcla de tour, comedia stand up, musical, hip hop y reality show, todo a bordo de un micro parlanchín y cínico por la hipercéntrica zona de Times Square.

En el autobús, los asientos no miran hacia adelante sino hacia el lado izquierdo, como butacas frente al escenario, sólo que en este caso sería la calle. Imagina que mientras observas a las miles y miles de personas -entre turistas y neoyorquinos- sorpresa, un puñado de actores del elenco de The Ride, mezclados entre la multitud, irrumpen en escena desde la puerta de un hotel, en un parque o al salir de un restaurante.

Nunca se sabe cuando un transeúnte más de pronto dejará de serlo y comenzará a rapear o bailar break dance o hará un número de comedia musical o tocará el saxo, para asombro de los pasajero del bus pero también de quienes caminan casualmente por ahí. Están los típicos neoyorquinos, bien acostumbrados a las más surrealistas situaciones urbanas, que siguen su camino como si tal cosa, y están también los vecinos con sentido del humor o sin sentido del ridículo, que se suman al show ante la platea de The Ride.

En el micro, en lugar de los típicos guías, las explicaciones las dan dos probables estudiantes de teatro, agudos aspirantes a tener algún día su propio late show a lo Conan O'Brien. La pareja interactúa con The Ride, que sería el nombre del micro, un móvil con personalidad propia y un sentido del humor ácidamente neoyorquino. Entre los tres, además de muchos chistes, aportan datos curiosos sobre la historia y el presente de Nueva York que escapan a los city tours convencionales.

The Ride, espectáculo y tour a la vez, es todo un hit, aunque antes de subirse hay que tener en cuenta que es totalmente hablado en inglés.

Todos los días menos los martes. Desde $ 69. www.experiencetheride.com

Dicen que Louis Armstrong compuso "What a Wonderful World" a partir de sus vivencias en esta discreta casa del barrio de Queens. Y que cuando cantaba en ese clásico de clásicos "escucho bebés llorar, los veo crecer; aprenderán mucho más de lo que yo jamás sabré...", se refería a los chicos del barrio que conocía desde recién nacidos y que, en aquellos dulces tiempos, se sentaban en los escalones de su puerta para escucharlo tocar. La escena de Satchmo rodeado de niños...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR