Muertos

Yajaira Rodero

Manrique y Bécquer les dedicaron versos que omitieron las mudanzas. Salen a votar amparándose en los todopoderosos y posteriores apagones siempre cómplices y convenientes. "¡Dios mío, qué solos se quedan muertos!"

Qué sentido de responsabilidad ciudadana manifiestan al salir de ultratumba para ayudar en la inscripción de partidos y votar en primarias y elecciones. Durante las exequias los santifican: buenos, santos, puros, castos. Más de uno puede atestiguar sobre milagros. El difunto o la difunta, sus cuerpos reposando inertes sobre el ataúd, como ángeles del señor. "Ah, parece que duerme", comentan unas y otros. Really?

Quién puede "descansar en paz" en esos velatorios tan boricuas, tan carnales, tan carnavales. No hay territorio neutral, de no confrontación; la capilla, los pasillos y el estacionamiento se convierten en cuadriláteros donde parientes y dolientes protagonizan escenas de funeral. Arden los cirios y los ánimos, y el difunto guarda la compostura, ya tendrá tiempo de revolcarse en la tumba.

Ruegan a Dios por el "descanso eterno de su alma" mientras se alían con el mismísimo demonio para subirle el fuego a la caldera del...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR